La recuperación de las vestimentas tradicionales y su llamamiento a “una Iglesia que construya puentes” se consideran como señales dirigidas al sector que propició su elección
NotMid 10/05/2025
EUROPA
El ascenso de Robert Prevost como el Papa León XIV ha sido interpretado por la mayoría de los vaticanistas como un “ritorno” al centro tras las divisiones entre progresistas y conservadores acrecentadas durante el Papado de Francisco. La recuperación de las vestimentas tradicionales y su llamamiento a “una Iglesia que construya puentes” se consideran como señales dirigidas al sector que propició su elección tras bloquear aparentemente la elección de Pietro Parolin, el secretario de Estado que era percibido como un riesgo mayor de apertura en cuestiones sociales.
León XIV, que volvió a mencionar al Papa Francisco el viernes en su primera homilía ante los cardenales en la Capilla Sixtina, está efectivamente alineado con su predecesor en la defensa de los inmigrantes y el acercamiento a los pobres. Pero sus posturas son socialmente más conservadoras en cuestiones como la homosexualidad o la ordenación de mujeres como diáconos, lo cual pudo garantizarle el apoyo de algunos cardenales tradicionalistas en la cuarta votación en la que superó el techo de los dos tercios del cónclave (89 votos).
Según revelaron medios italianos, el favorito Pietro Parolin fue el candidato más votado hasta el tercer escrutinio del cónclave, en el que ganó por 49 a 38 a Prevost. El aspirante italiano, que ejercía además como presidente el cónclave, fue al parecer consciente de que no iba a ser capaz de superar el techo de los 50 votos y dio un paso atrás para permitir el sorpasso del que ya es el primer pontífice norteamericano (con sangre española, italiana y francesa).
El desenlace fue comparable al del Papa Francisco cuando rebasó en el 2013 el entonces favorito, el arzobispo de Milán Angelo Scola, a la quinta votación. León XIV se impuso de la misma manera, también el segundo día aunque en la cuarta votación, con el apoyo no solo del ala progresista del cónclave, sino también la de los así llamados begoglianos moderados, cuya línea es básicamente la que representa.
Según otras versiones de lo ocurrido en el cónclave, Prevost habría arrancado con un apoyo sustancial desde la primera votación, beneficiándose de la división entre los cuatro aspirantes italianos (Parolin, Pizzaballa, Zuppi y Filoni) y de la rivalidad entre los filipinos (Tagle y David). Gracias al voto transversal, con el apoyo de los cardenales del Sur Global y de la mayoría de los europeos, el candidato norteamericano habría consolidado rápido su ventaja, de ahí la rapidez con la que concluyó el proceso.
El ala conservadora salió derrotada del cónclave, pero pudo respirar con alivio ante el convencimiento de que Prevost dará un giro a su rol como Papa, “más discreto, mesurado y minimalista, nada que ver con estilo más abierto, empático y comunicativo” de Francisco (en opinión del analista Massimo Gaggi en Il Corriere della Sera).
“Veremos seguramente a León XIV bendecir a los niños en la plaza de San Pedro, pero no los cogerá en brazos”, como ha destacado uno de los prelados que le conocen. Otros le definen precisamente como un “continuista moderado” de la línea de Francisco, aunque presto a marcar las diferencias desde su aparición en el balcón de la basílica de Santa Pedro, cuando recuperó la tradición de la muceta, la toga y la cruz papal dorada en su primera bendición Urbi et orbi.
“Tendrá su impronta personal”
“Habrá una continuidad, pero al mismo tiempo tendrá su propia visión y su impronta personal”, advirtió el presidente de la Conferencia Episcopal de EEUU, Timothy Broglio. “Creo que el Santo Padre podrá hablar de la cosas sustanciales y no de las accidentales. Ese será su gran don”.
Broglio no duda sin embargo que existirán “divergencias” con la Administración Trump, pero aseguró que León XIV las expresará “como pastor y con una visión global”. Aun así, reconoció que Prevost tuvo seguramente un papel muy directo en la preparación de la carta a la curia americana criticando la política migratoria de Trump, por su condición al frente del Dicasterio de los Obispos y su proximidad a Francisco en esta cuestión.
Tras su exhortación a la paz desde el balcón de San Pedro, León XIV ofició el viernes su primera misa como Papa ante los cardenales que eligieron y que le despidieron con aplausos tras su homilía en la Capilla Sixtina, donde volvió a lucir el atuendo y la cruz de Benedicto XVI.
“Hoy son muchos los contextos en los que la fe cristiana se percibe como algo a absurdo, propio de personas débiles o poco inteligentes, contextos en los que se prefieren otras seguridades distintas a la que ella propone, como la tecnología, el dinero, el éxito, el poder o el placer”, advirtió el pontífice, que reconoció la dificultad de “testimoniar” el Evangelio en el mundo de hoy, marcado por “el ateísmo de hecho”.
“Este es el mundo que nos han confiado y en el que, como enseñó muchas veces el Papa Francisco, estamos llamados a dar testimonio de la fe gozosa en Jesús Salvador”, añadió León XIV. “La falta de fe lleva a menudo consigo a dramas como la pérdida del sentido de la vida, el olvido de la misericordia, la violación de la dignidad humana en sus formas más dramáticas, la crisis de la familia y tantas heridas más que acarrean no poco sufrimiento en nuestra sociedad”.
La próxima cita con los fieles de León XIV es el domingo, en el primer rezo del Regina Coeli el domingo al mediodía, desde la ventana del Palacio Apostólico. Para el 18 de mayo a las 10.00 ha quedado fijada en la plaza de San Pedro la misia de inicio del Pontificado, a la que se espera que asistirán decenas de líderes mundiales.
Agencias