Cada vez más norcoreanos son sentenciados a muerte por consumir material audiovisual que no haya pasado por los filtros de Pyongyang
NotMid 16/09/2025
ASIA
En Corea del Norte, el simple acto de ver o distribuir películas y series extranjeras sin autorización del régimen de Pionyang puede ser castigado con la pena de muerte. Aunque a muchos les parezca una exageración, numerosos testimonios de disidentes confirman que familiares, amigos y vecinos han “desaparecido” tras ser denunciados por ver una película de Hollywood o escuchar K-pop a escondidas.
“Muchos disidentes cuentan la misma historia de norcoreanos juntándose en secreto para ver contenido extranjero introducido de contrabando en memorias USB y tarjetas SD. Esto les ha cambiado la forma de ver el mundo y ha mermado su confianza en el régimen de Kim Jong-un,” explica Sarah A. Son, profesora de Estudios Coreanos en la Universidad de Sheffield. Como respuesta, el líder norcoreano ha adoptado medidas cada vez más severas para combatir el acceso a estos medios.
Un informe reciente de la oficina de derechos humanos de la ONU reitera que cada vez más norcoreanos son detenidos y ejecutados tras ser sorprendidos consumiendo o compartiendo contenido audiovisual extranjero. “Durante la última década, el Estado norcoreano ha reforzado el control sobre todos los aspectos de la vida de los ciudadanos. Ninguna otra población está sometida a tales restricciones en el mundo actual”, precisa el informe.
Desde 2015, las autoridades han introducido al menos seis nuevas leyes que permiten imponer la pena capital en diversos casos, incluido el relacionado con el contenido audiovisual. En 2020, se aprobó la Ley para la Eliminación del Pensamiento y la Cultura Reaccionarios, que impone duras penas tanto a quienes ven como a quienes distribuyen este tipo de contenido. Kim Jong-un ha llegado a calificar públicamente el K-pop como un “cáncer vicioso” que contamina la sociedad norcoreana.
El nuevo informe de la ONU, basado en entrevistas con casi 300 norcoreanos, confirma lo que la organización ya sentenció hace una década: Corea del Norte está cometiendo crímenes de lesa humanidad. La investigación detalla que la represión se ha intensificado, con un aumento de los trabajos forzados y de las ejecuciones, lo que convierte al país en el más restrictivo del mundo.
Los testimonios recogidos por la ONU son desgarradores. Kang Gyuri, una joven de unos veinte años que huyó en 2023, relata: “Tres de mis amigos fueron ejecutados tras ser sorprendidos viendo contenido surcoreano.” Añade que las ejecuciones suelen ser públicas y llevadas a cabo por pelotones de fusilamiento para infundir miedo en la población.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, advirtió que, de continuar esta situación, los norcoreanos “se verán sometidos a más sufrimiento, represión brutal y miedo del que han soportado durante tanto tiempo.”
El régimen también está sometiendo a los ciudadanos a más trabajos forzados. Familias pobres son reclutadas en “brigadas de choque” para trabajos de construcción o minería, y en los últimos años, miles de huérfanos y niños de la calle han sido obligados a participar.
Escapar del país es cada vez más difícil. Las autoridades han reforzado los controles en la frontera con China y han ordenado a las tropas que disparen a quienes intenten cruzar. “En los primeros días de Kim Jong-un, teníamos algo de esperanza, pero esa esperanza no duró mucho,” relata una joven que huyó en 2018. “El simple acto de sobrevivir se acabó convirtiendo en una tortura diaria.”
Agencias
									 
					