“Le están dando una enorme recompensa al terrorismo”, fustigó el primer ministro israelí, quien además adelantó que habrá una ampliación de los asentamientos en Cisjordania
NotMid 21/09/2025
MUNDO
El reciente reconocimiento del Estado palestino por parte del Reino Unido, Canadá y Australia no es solo un gesto simbólico; representa un cambio de paradigma en la diplomacia occidental y una apuesta por la solución de dos Estados en un momento de gran tensión. Esta acción coordinada busca presionar a Israel y dar un nuevo impulso a las negociaciones de paz, mientras que reaviva el debate sobre el futuro de la región.
Contexto histórico: el estancamiento de la solución de dos Estados
La solución de dos Estados, que propone la coexistencia de un Estado israelí seguro junto a un Estado palestino viable, ha sido el pilar de la política exterior de la mayoría de los países occidentales desde los Acuerdos de Oslo en los años 90. Sin embargo, el proceso de paz ha estado estancado durante años, con la expansión de los asentamientos israelíes, la división política palestina y la violencia intermitente como principales obstáculos.
El reconocimiento de Palestina por parte de casi 150 países a lo largo de las décadas ha sido visto en Occidente como un paso prematuro, argumentando que un Estado palestino solo podría surgir a través de negociaciones bilaterales. El reconocimiento coordinado de estos tres países, dos de ellos miembros del G7, rompe con esa tradición y sugiere una pérdida de fe en el proceso de paz liderado por Israel.
El reconocimiento como estrategia de presión
La decisión de Londres, Ottawa y Canberra se interpreta como una herramienta diplomática para ejercer presión. Al otorgar el estatus de Estado a Palestina, estos países buscan fortalecer su posición en las futuras negociaciones, legitimizar su soberanía y colocar a Israel en una posición más difícil en el escenario internacional. El primer ministro británico, Keir Starmer, fue claro al afirmar que este paso es necesario para “mantener viva la posibilidad de la paz”.
Además, este movimiento se produce en la víspera de una cumbre promovida por Francia y Arabia Saudí en las Naciones Unidas, lo que sugiere una estrategia coordinada para redefinir el enfoque global hacia el conflicto.
La respuesta de Israel: división y confrontación
La reacción de Israel ha sido de condena total. El Ministerio de Exteriores ha calificado el reconocimiento como una “recompensa para Hamás”, argumentando que legitima al grupo terrorista y socava la seguridad de Israel.
La respuesta más significativa vino de los ministros ultranacionalistas, Bezalel Smotrich e Itamar Ben Gvir, quienes propusieron la anexión formal de Cisjordania como una respuesta directa. Esta propuesta, aunque no necesariamente apoyada por la mayoría en el gobierno de Netanyahu, subraya la profunda división política en Israel y el riesgo de una escalada. La anexión, si se llevara a cabo, eliminaría de facto la posibilidad de una solución de dos Estados y llevaría a una confrontación aún mayor con la comunidad internacional.
En resumen, el reconocimiento coordinado de Palestina por parte de estos países occidentales es un evento de gran envergadura. Marca un punto de inflexión en las relaciones internacionales y podría sentar las bases para un nuevo enfoque global en la búsqueda de la paz en la región.
La anexión de Cisjordania: un camino sin retorno para la paz
La propuesta de anexión de Cisjordania, impulsada por los ministros israelíes Bezalel Smotrich e Itamar Ben Gvir, representa una de las amenazas más serias a la solución de dos Estados. Aunque la idea no es nueva, su resurgimiento en respuesta al reconocimiento occidental de Palestina es un movimiento audaz con implicaciones de largo alcance para Israel, los palestinos y la estabilidad regional.
¿Qué es la anexión y por qué es tan controvertida?
La anexión, en este contexto, se refiere a la extensión de la soberanía israelí a las áreas de Cisjordania (Judea y Samaria) que Israel ha ocupado militarmente desde la Guerra de los Seis Días en 1967. Estas áreas, que incluyen numerosos asentamientos, son consideradas por la comunidad internacional como territorio palestino.
Si Israel anexionara Cisjordania, estaría violando el derecho internacional y las resoluciones de la ONU. La anexión de territorios por la fuerza está prohibida, y este paso podría ser visto como una flagrante violación de las leyes que rigen las relaciones entre naciones. Además, eliminaría la posibilidad de un Estado palestino contiguo y viable, ya que los territorios quedarían fragmentados y rodeados por asentamientos israelíes. Para los palestinos, esto significaría la pérdida total de su esperanza de tener un Estado soberano e independiente.
La respuesta de la comunidad internacional
Si bien la anexión de Cisjordania no cuenta con el respaldo de la mayoría de los países, un movimiento de esta naturaleza provocaría una severa reacción internacional.
- Estados Unidos: Históricamente, Estados Unidos ha sido el principal aliado de Israel. Sin embargo, una anexión formal pondría a prueba esta relación. Aunque la administración Trump coqueteó con la idea, el actual presidente Joe Biden se ha opuesto a ella, y una anexión podría generar una crisis diplomática entre ambos países.
- Unión Europea: La UE ya considera los asentamientos israelíes ilegales bajo el derecho internacional. Una anexión provocaría una fuerte respuesta, que podría incluir sanciones económicas y diplomáticas.
- Países árabes: El reconocimiento de Israel por parte de países como los Emiratos Árabes Unidos y Baréin (Acuerdos de Abraham) ha sido un logro diplomático clave. La anexión de Cisjordania podría desestabilizar estos acuerdos y generar un retroceso en las relaciones, lo que pondría en riesgo la cooperación regional en materia de seguridad y economía.
En resumen, la anexión de Cisjordania es un camino sin retorno que sellaría el destino de la solución de dos Estados y provocaría un aislamiento internacional de Israel. En lugar de garantizar la paz y la seguridad, una anexión podría sembrar las semillas de un conflicto aún mayor y más prolongado.
Agencias
