NotMid 05/10/2025
OPINIÓN

1. El Caso Sarkozy: ¿Humillación a Francia o Justicia Política?
La situación política y judicial en Francia no está para dar lecciones. Por primera vez, un expresidente de la República, Nicolas Sarkozy, irá a la cárcel. Su condena por recibir dinero libio para una campaña ha desatado una fuerte reacción. Sarkozy ha defendido que el verdadero humillado no es él, sino Francia, por unas prácticas judiciales que considera “contrarias al Estado de derecho”.
Esta sentencia aviva un discurso antijudicial que ha crecido notablemente en la derecha francesa (con ataques como “jueces rojos” y amenazas en redes), especialmente desde la condena a Marine Le Pen. Curiosamente, mientras la derecha lo vocifera, el presidente Emmanuel Macron se limita a criticar los ataques sin citar directamente el caso.
Ante esta escalada, el presidente del Tribunal de París propuso una solución: que los jueces nombren portavoces para explicar a la ciudadanía sus decisiones más relevantes. Tal vez sea un paso necesario que el poder judicial, tradicionalmente en su “fortín”, se abra a la comunicación directa para defender la legitimidad de sus fallos.

2. El Aborto: Ni Inventos Científicos Ni Miedos Políticos
Durante años, la presión moral sobre las mujeres venía de la “izquierda reaccionaria” con sus propios dogmas sobre la maternidad, el parto o la expresión sexual. Ahora, es la nueva derecha reaccionaria la que dicta cómo deben ser las mujeres: madres, femeninas, guardianas de valores y convencidas de que abortar es un crimen.
El aborto es una conquista histórica y un derecho legalmente reconocido. Encierra, sin embargo, una duda moral profunda sobre cuándo empieza la vida, y por ello, quienes defendemos su regulación podemos entender la postura de quienes lo rechazan.
Lo inaceptable es intentar disuadir a las mujeres mediante la desinformación y el miedo. Hablamos de invenciones como el supuesto “síndrome post-aborto” —ligado al alcoholismo y el suicidio— que la ciencia ha desmentido rotundamente. ¿Qué busca el PP con este tipo de propuestas? ¿Son solo nervios ante el avance de Vox? Es una estrategia profundamente equivocada y, de hecho, el camino ideal para alejar el voto femenino.

3. Un Espía Chino en el Corazón de Bruselas: La Cuarta Amenaza
Europa se enfrenta a un horizonte sombrío. La agresión rusa no cesa, Estados Unidos es una fuente de incertidumbre y la crisis en Oriente Próximo desangra la moral democrática. Pero hay una cuarta amenaza menos visible: la infiltración china.
Esta alarma ha estallado en Alemania. Jian Guo, exasesor de un político del partido de extrema derecha AfD, fue condenado por espiar para China. Durante su trabajo para Maximilian Krah en el Parlamento Europeo (2019-2024), Guo recopiló documentos militares confidenciales y vigiló a disidentes chinos.
Aunque Krah se declare víctima de un engaño (pese a la probada afinidad entre extremismos y desestabilizadores), la preocupación en Bruselas es enorme: el espionaje llegó al centro del poder legislativo europeo. En España, deberíamos preguntarnos cuántas personas están a sueldo de China. El activismo ruidoso y superficial (como el de ciertas flotillas) puede ser inofensivo, pero el cinismo elegante y sigiloso del lobista prochino representa un umbral de auténtico peligro público.

4. La Indignación Global de la Generación Zeta
El descontento juvenil está cambiando gobiernos. En Nepal, las protestas zeta contra la corrupción y la inflación forzaron la dimisión del primer ministro. En Marruecos, las movilizaciones contra la precariedad de los servicios públicos (iniciadas tras la muerte de ocho embarazadas en un hospital) obligaron a Mohamed VI a prometer reformas, a pesar de ordenar cientos de arrestos. La seriedad de la situación es tal que hasta la prensa marroquí da voz a estos grupos sin líderes visibles, auto-identificados como apolíticos y organizados discretamente por una aplicación.
Se les compara con los movimientos del 15-M o Occupy Wall Street, respuestas lógicas a la crisis financiera que, para algunos analistas, sembraron los extremismos actuales. De forma similar, la Primavera Árabe derivó en inestabilidad.
Ahora es el turno de la Generación Z (nacidos entre 1995 y 2010): nativos digitales, marcados por la pandemia, la recesión, la IA y la crisis climática. Representan a una cuarta parte de la población mundial y son la generación más global de la historia. Ojalá su indignación se traduzca en una fuerza positiva y transformadora.
Agencias