El presidente enciende una fogata tras otra sin aparente relación con el problema de fondo: que su Gobierno no tiene mayoría ni Presupuestos y derrocha ingentes cantidades de dinero público en favorecer a sus socios
NotMid 20/10/2025
OPINIÓN
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
Excepto convocar elecciones, como debería haber hecho ya por sus escándalos de corrupción familiares, de Gobierno y de partido -en última instancia personales-, todo lo que está haciendo el Gobierno es electoral. Mientras los medios de comunicación y los tontos incomunicados de la derecha hablan de cortinas de humo, Sánchez enciende una fogata tras otra sin aparente relación con el problema de fondo: que un Gobierno que no tiene mayoría parlamentaria y lleva sin presentar Presupuestos tres años, incumple la ley, agrede a los jueces, injuria a los medios desobedientes y derrocha ingentes cantidades de dinero público en favorecer a sus socios -el cupo catalán a Illa, ERC y Junts; los regalos al PNV; la sumisión a Bildu– y en montajes propagandísticos como el antisemita de la Vuelta a España o la Flotilla pro Hamas, coordinados por etarras y el mismo Sánchez.
Todo es electoral, hay que mantener a la opinión pública excitada para llamar a las urnas cuando le convenga; ni antes ni después, como en 2023. Su arma es la polarización, de ahí lo fiero del discurso palestinoide o los planes de extremísima izquierda. Pero como el remedio es él mismo, debe borrar sus datos de pirómano para que lo aceptemos como bombero.
El dato más escandaloso lo dio en la SER, cuando aceptó que él mismo -como Ábalos, Koldo y demás- recibía dinero en metálico del partido, cuyo origen no aclaró ni suscitó curiosidad alguna en la masajista. «Mientras sea legal», musitó él; la «liquidación de gastos», dudó ella. Y es rabiosamente ilegal. El dinero en un partido debe estar documentado para impedir los sobornos y el encarecimiento vía coima de la obra pública. No es ilegal cobrar dinero negro; lo es, simplemente, tenerlo.
Si la otrora pimpante amazona de vertidos («¡al fin, el chapapote ha llegado a las playas gallegas!») no hizo esa pregunta es porque estaba achicando agua en su propia flotilla electoral. Esa mañana, dos platos en el menú: la inocencia familiar de los Sánchez y la culpabilidad de los jueces (lo mismo) y que el informe de la UCO niega financiación ilegal del PSOE (falso, dice que no lo investiga pero remite al juez un montón de pruebas).
¡Y a las flotillas! Palestina, Ayuso y, ah, la paz, arcabuceada, según Sánchez, en la Internacional Socialista, cuya presidencia le compró Delcy por la «derecha tradicional». Su tradición es la piratería, estas flotillas de calentamiento electoral. Pero, de cortinas de humo, nada. Fuego graneado contra la democracia.