La ultraconservadora reemplaza a Shigeru Ishiba, poniendo fin a un vacío político de tres meses y a las disputas internas que siguieron a la derrota electoral del Partido Liberal Democrático (PLD) en el mes de julio
NotMid 21/10/2025
ASIA
El Parlamento de Japón eligió este martes a la ultraconservadora Sanae Takaichi como la primera mujer primera ministra del país. Su elección se concretó un día después de que su debilitado partido firmara un acuerdo de coalición con una nueva fuerza política que empuja al bloque gobernante aún más hacia la derecha.
Takaichi reemplaza a Shigeru Ishiba, poniendo fin a un vacío político de tres meses y a las disputas internas que siguieron a la histórica derrota electoral del Partido Liberal Democrático (PLD) en julio. Ishiba, que ocupó el cargo durante solo un año, presentó su renuncia junto con la de su gabinete horas antes, allanando el camino para su sucesora.
Una coalición inestable y un giro a la derecha
La alianza improvisada del PLD con el Partido de Innovación de Japón (Ishin no Kai), con sede en Osaka y de tendencia derechista, aseguró la elección de Takaichi, ya que la oposición no logró unirse. Sin embargo, esta coalición no alcanza la mayoría en ambas cámaras del Parlamento. Esto obligará al nuevo gobierno a buscar acuerdos con otros partidos opositores para aprobar leyes, un escenario que podría hacer que su mandato sea inestable y de corta duración.
“La estabilidad política es esencial en este momento”, declaró Takaichi durante la ceremonia de firma del acuerdo con el líder del Ishin no Kai y gobernador de Osaka, Hirofumi Yoshimura. “Sin estabilidad, no podemos impulsar medidas para una economía sólida ni una diplomacia fuerte”, enfatizó. Ambos partidos suscribieron un pacto de gobierno que refleja las posturas nacionalistas y de línea dura de Takaichi.
El acuerdo de último momento se alcanzó después de que el PLD perdiera a su antiguo socio de coalición, Komeito, un partido budista con una orientación más centrista y pacifista. La ruptura, motivada por la gestión de escándalos de fondos ilegales en el PLD y las controversias revisionistas de Takaichi, amenazó con provocar un cambio de poder en Japón, donde el PLD ha gobernado casi ininterrumpidamente durante décadas.

La alianza improvisada del PLD con el Partido de Innovación de Japón (Ishin no Kai), con sede en Osaka y de tendencia derechista, aseguró la elección de Takaichi, ya que la oposición no logró unirse (REUTERS)
La agenda ultraconservadora de la nueva líder
Más tarde este martes, Takaichi, de 64 años, presentará un gabinete con varios aliados del influyente dirigente del PLD Taro Aso. El Ishin no Kai no ocupará cargos ministeriales por el momento, hasta que exista plena confianza en la alianza con el PLD, aclaró Yoshimura.
Takaichi, discípula del asesinado ex primer ministro Shinzo Abe, se espera que intente replicar sus políticas, entre ellas el fortalecimiento militar, los estímulos económicos y la reforma de la constitución pacifista. Su capacidad para lograrlo, no obstante, estará limitada por su frágil base parlamentaria.
A pesar de convertirse en la primera mujer en liderar el gobierno japonés, Takaichi no ha mostrado interés en promover la igualdad de género ni la diversidad. Es conocida por bloquear iniciativas de avance femenino, defender la sucesión imperial exclusivamente masculina y oponerse tanto al matrimonio igualitario como a permitir que las parejas casadas mantengan apellidos separados.

La líder del gobernante Partido Liberal Democrático (PLD) de Japón, Sanae Takaichi, reacciona mientras sostiene una papeleta antes de la votación para elegir al nuevo primer ministro, en la Cámara Baja del Parlamento en Tokio (REUTERS/Kim Kyung-Hoon)
Desafíos internos y diplomáticos
La nueva Primera Ministra enfrenta un ajustado calendario político, que incluye un discurso de política general esta semana, reuniones con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y varias cumbres regionales. Además, deberá abordar con urgencia la suba de precios y preparar un paquete de medidas económicas antes de fin de año para responder al creciente malestar público.
En el plano diplomático, Takaichi es una figura divisiva. Sus visitas regulares al santuario Yasukuni, y sus controversias revisionistas sobre el pasado bélico de Japón, son interpretadas por Beijing y Seúl como una falta de arrepentimiento por la agresión japonesa durante la guerra. En un intento por suavizar su imagen, Takaichi evitó visitar Yasukuni el viernes y en su lugar envió una ofrenda religiosa, un gesto que simboliza un tono más moderado en el inicio de su mandato.