A los votantes del viejo partido de Pujol les gustaría echar a Sánchez, pero no de la mano de Vox y del PP.
NotMid 27/10/2025
OPINIÓN
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
Que Junts per Waterloo pudiera presentar alguna vez una moción de censura contra alguien es una fantasía típica de resaca agosteña. Afecta a las meninges que rodriguean por Génova 13, móvil en mano, llamando al taller para que vengan a arreglarle el enésimo rasponazo del coche al bajar al sótano. Da igual, pronto oirá de nuevo el roce del hormigón afeitando el metal y pensará en Fraga: ¿Y por qué no arregló esto Don Manuel? Pues porque hay cosas que se quedan sin arreglar y otras que no tienen arreglo. Y la tendencia en la derecha a llegar a ministro sin esfuerzo es una de ellas.
Junts no quiere echar a Sánchez con una moción de censura, como hizo con el PP dizque por corrupción. A los votantes del viejo partido de Pujol les gustaría echar a Sánchez, pero no de la mano de Vox y del PP. Su problema es que siguen instalados, aunque lo nieguen, en el Golpe de 2017, y no sólo por Puigdemont. El golpe fue ya la estrategia de Mas, con Pujol detrás, cuando pareció que la crisis económica se llevaba todo por delante. Fracasado el golpe pero absuelto por Sánchez, los partidos están rotos. Junts, pero separats; acomiadats, o sea, despedidos, pero fixos, paralizados.
El voto en Cataluña está partido por la mitad en clave lingüística, que es también nacional o de comunidad política. Las familias que quieren educar a sus hijos en su lengua materna, si es el español, sufren campañas tan violentas que se ha creado un muro electoral insalvable. Sólo un factor transversal supera, como en toda Europa ese bloqueo: la inmigración ilegal, asociada al islamismo. Y ahí entra Orriols, o entraba, porque en pocos días ha mostrado sus limitaciones. Su discurso contra el islamismo misógino y marginador de las mujeres, vía hiyab, es sólido, y atraería un voto para el que la amenaza musulmana es peor que la segregación lingüística. Pero ella insiste en que España usa la inmigración para destruir a Cataluña. Y miente.
El factor diferencial de la inmigración catalana es el musulmán. Y fue Pujol, con su asociación catalano-marroquí, no Madrit, quien buscó que los nouvenguts no hablaran español. La izquierda catalana respalda todo lo islámico, y el grupo más irreductible es el hispano. Pero Orriols rechaza a los que en general, podrían ayudarle contra el Islam. Prefiere abjurar de la cruz y de la evangelización de América, antes que del odio a España. Y es que a su Cataluña soberana le sobra la mitad de los catalanes. La mejor.
