Tras el retorno de Trump al poder, Venezuela autorizó los intercambios de criptomonedas, allanando el camino para un cambio hacia activos financieros fuera del alcance de las sanciones tradicionales.
NotMid 27/10/2025
IberoAmérica
La intensa campaña de presión de Estados Unidos contra el gobierno de Nicolás Maduro está revirtiendo la breve recuperación económica de Venezuela, llevando al país a prepararse para una nueva crisis.
El endurecimiento de las sanciones estadounidenses este año ha disparado la inflación, hundido el bolívar, agravado los cortes de electricidad y forzado al gobierno, empresas y ciudadanos a acaparar dólares y reducir drásticamente los gastos. Para muchos venezolanos, estos crecientes signos de recesión reviven el fantasma de una década de penurias que esperaban haber superado.
Venezuela sufrió la recesión más profunda de cualquier nación moderna fuera de una zona de guerra en la última década. La mezcla de políticas económicas desastrosas, corrupción y sanciones estadounidenses provocó una hiperinflación prolongada, el colapso de servicios básicos, el aumento de la desnutrición y la migración de millones de personas.
Maduro respondió con una combinación de represión política y reformas económicas de corte liberal. Estas medidas lograron estabilizar los precios e impulsar un crecimiento que hizo la vida más llevadera para la mayoría, aunque a costa de eliminar los últimos vestigios de derechos democráticos.
Sin embargo, la decisión del gobierno de Donald Trump de designar al gobierno de Maduro como cártel de la droga en julio e iniciar una serie de medidas militares y económicas destinadas a frenar el flujo de drogas, está revirtiendo estos logros.

Mercadillo de frutas y verduras caraqueño
Pronóstico Económico: La Amenaza de la Hiperinflación
Los economistas estiman que la tasa de inflación anual de Venezuela aumentará este año del 50 al 600 por ciento, con una posible escalada exponencial hacia la hiperinflación en 2026. El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé que el país entrará en recesión el próximo año, con una contracción económica del 3%.
La principal oposición venezolana y sus aliados en Washington apuestan a que esta crisis económica, combinada con la agresiva campaña militar estadounidense en el Caribe, fracture al gobierno y ponga fin a 25 años de régimen chavista. Para ellos, el deterioro de las condiciones de vida es un costo a corto plazo inevitable para el restablecimiento de la democracia.

Una tienda de Caracas que acepta pagos en criptomoneda mientras ofrece un descuento por los pagos en efectivo.
Resistencia y Criptomonedas: El Escudo de Maduro
A pesar de las presiones, la mayoría de los economistas y empresarios consultados en Caracas (que hablaron bajo anonimato por temor a represalias del gobierno o a sanciones de EE. UU.) sostienen que Maduro está mejor preparado para esta ronda de presiones externas.
Poco después de que el presidente Trump ganara la reelección, el gobierno venezolano autorizó los primeros intercambios de criptomonedas, allanando el camino para un uso más amplio de activos financieros fuera del alcance de las sanciones tradicionales.
Actualmente, Venezuela vende la mayor parte de su petróleo a China, recibe pagos en criptomonedas y canaliza parte de esos ingresos a la economía nacional a través de plataformas de exchange designadas. En pocos meses, el país se ha convertido en el primero en administrar una parte significativa de sus finanzas públicas mediante criptomonedas.
Simultáneamente, la vicepresidenta y zarina económica, Delcy Rodríguez, está privatizando recursos naturales para impulsar los ingresos por exportaciones, incluyendo la entrega de decenas de pequeños yacimientos petrolíferos en desuso a inversores privados. Esto ha contribuido a un aumento del 12% en la producción petrolera este año, incrementando las divisas.
Ante estos signos de resiliencia, algunos expertos sugieren que Maduro podría evitar que la recesión inminente se convierta en un colapso. “Si existe un país que demuestra que si colapsas su economía, no cambia de gobierno, ese es Venezuela”, afirma Francisco Rodríguez, economista venezolano de la Universidad de Denver. “Cuando el país se empobrece, el gobierno no se debilita”.
El Fin de la Vía Chevron
Los problemas económicos actuales se agudizaron con el cambio de reglas impuestas por la administración Trump a las petroleras occidentales. Hasta marzo, Chevron, el mayor productor privado de EE. UU. en Venezuela, vendía crudo y entregaba la parte de los ingresos venezolanos en dólares a bancos locales, que a su vez distribuían esas divisas a empresas para importaciones, impulsando el crecimiento. El año pasado, Chevron inyectó casi 2.400 millones de dólares, cerca de un tercio del suministro total de divisas.
La revisión del permiso de Chevron puso fin a esta inyección. Desde agosto, Chevron debe entregar la mitad de su producción a la petrolera estatal PDVSA en petróleo físico. Esto reduce la rentabilidad (por los descuentos y pagos a intermediarios necesarios para evadir sanciones), pero otorga a Maduro un mayor control sobre las pocas divisas que ingresan al país.

Comprobación del precio del dólar estadounidense frente al bolívar venezolano en Caracas.
El Mercado Negro como Actor Dominante
Ante la amenaza militar de EE. UU., el equipo económico de Rodríguez priorizó la creación de amortiguadores financieros sobre el crecimiento. Recortaron el gasto público y redujeron drásticamente la defensa del tipo de cambio oficial del bolívar.
En lugar de ello, el gobierno intentó proteger la moneda mediante represión: encarcelando economistas por publicar datos negativos y deteniendo a quienes difundían el tipo de cambio del mercado negro. A pesar de las redadas en comercios para forzar ventas al tipo oficial, el bolívar siguió cayendo.
Paradójicamente, mientras se reprimía, el mercado negro se convertía en el actor dominante. El gobierno comenzó a canalizar parte de sus ingresos petroleros a la economía a través de las dos plataformas de criptomonedas autorizadas, que cotizan bolívares a una tasa más baja. Este vacío legal mantiene la actividad económica, aunque a costa de una mayor inflación.
La Criptodolarización de facto
Las stablecoins (criptomonedas ancladas al valor del dólar), representan ahora hasta la mitad de las divisas que entran legalmente en la economía venezolana. El efecto es dinámico: PDVSA paga a contratistas con stablecoins, empresas privadas pagan bonificaciones con ellas y ciudadanos, desde mototaxistas hasta ejecutivos, las intercambian en plataformas como Binance.
Este giro hacia las criptomonedas hace que la economía venezolana sea aún más opaca, y según los expertos, los diferentes tipos de cambio crean oportunidades para la corrupción. La dependencia de plataformas como Binance, cuyo fundador fue indultado por Trump tras declararse culpable de lavado de dinero, subraya los riesgos. Un portavoz de Binance aseguró que la empresa está “comprometida a cumplir todas las sanciones estadounidenses aplicables”.
El Dilema de Maduro
Aunque las criptomonedas han permitido al gobierno gestionar la recesión hasta ahora, se espera que las condiciones económicas se deterioren significativamente el próximo año.
La brecha entre el tipo de cambio oficial y el del mercado negro se sitúa en torno al 50%, presionando al gobierno para cerrar la diferencia o arriesgarse a la hiperinflación. Devaluar el bolívar conlleva un riesgo político: destruiría el poder adquisitivo de los empleados públicos y militares, pilares cruciales del poder de Maduro.
Según el economista Rodríguez, Maduro se enfrenta ahora a la disyuntiva de asumir el riesgo de la devaluación o de volver a los controles de precios y divisas que ya profundizaron la depresión anterior del país.
Agencias
