NotMid 04/112/2025
USA en español
Según todas las encuestas, todas las casas de apuestas y los análisis internos de todos los partidos, Zohran Mamdani se convertirá este martes en el próximo alcalde de Nueva York. La elección del líder de la ciudad más grande de Estados Unidos siempre es noticia, especialmente tras regidores tan mediáticos como Michael Bloomberg, Rudolph Giuliani o Bill de Blasio. Pero este año, los comicios tienen un interés especial, de escala nacional e internacional.
Mamdani no solo es inmigrante, socialista y musulmán (una candidatura que, al movilizar a los jóvenes, ha generado una campaña salvaje de insultos xenófobos), sino que ha provocado la ira de Donald Trump y expuesto las profundas debilidades y debates internos en el aparato del Partido Demócrata.
La guerra abierta con Donald Trump
La tensión alcanzó su punto máximo este mismo lunes, cuando el presidente de EE. UU. arremetió contra él públicamente. Trump pidió el voto para uno de sus rivales, Andrew Cuomo, pese a no ser el candidato republicano, y lanzó una velada amenaza de represalia federal contra la ciudad.
“Si el candidato comunista Zohran Mamdani gana las elecciones a la alcaldía de la ciudad de Nueva York, es muy improbable que yo contribuya con fondos federales, más allá del mínimo indispensable, a mi querida ciudad natal, porque, como comunista, esta otrora gran ciudad no tiene ninguna posibilidad de éxito, ¡ni siquiera de sobrevivir!”, escribió en su red social. El presidente concluyó: “Te guste o no Andrew Cuomo, no tienes opción. Debes votar por él y esperar que haga un trabajo fantástico. Él es capaz, ¡Mamdani no!”.
Un “outsider” que revolucionó el Partido
La irrupción del joven Mamdani, hasta hace pocos meses un total desconocido miembro de la asamblea legislativa del Estado, ha revolucionado la política municipal. Con el lema “Nuestro tiempo es ahora”, se impuso con rotundidad en las primarias gracias a su carisma, las redes sociales y la ayuda de su madre, directora de cine.
La ciudadanía, en especial los votantes demócratas, dejó claro que su agenda era lo que querían: una plataforma centrada en el coste de la vida, los alquileres imposibles, la inflación en el supermercado y el transporte público, demostrando un hartazgo generalizado hacia los viejos líderes.
Sus principales rivales en la carrera han sido políticos caídos en desgracia. Sus contrincantes en las primarias fueron el propio Eric Adams, investigado por presuntos sobornos, y Andrew M. Cuomo, ex gobernador que se tuvo que apartar por numerosas denuncias de acoso sexual. Ambos siguieron en la carrera como independientes, financiados por buena parte de los millonarios de la ciudad, espantados ante lo que consideran su peor pesadilla: un “radical” que habla de subir los impuestos a los ricos y hacer que el dinero de Wall Street costee programas para los más desfavorecidos.
La fractura ideológica del Partido Demócrata
Estas elecciones han roto los corsés municipales y se han convertido en un campo de batalla de la política nacional. Trump no pasa dos días sin atacar a Mamdani, y el propio Partido Demócrata se enfrenta a una tormenta sobre su propia alma.
Solo el ala más a la izquierda, representada por el senador Bernie Sanders y la congresista neoyorkina Alexandria Ocasio-Cortez, lo ha apoyado con entusiasmo. El resto está en contra o lo respalda con la boca pequeña, desde Kamala Harris hasta Barack Obama. La etiqueta de ser “demasiado de izquierdas” y su postura crítica con Israel han activado una batalla ideológica de enorme calado.
Un triunfo prácticamente asegurado
A pesar del ruido, las casas de apuesta dan una probabilidad de entre el 90 y el 97% a la victoria del socialista. Mamdani cuenta con una ventaja de entre 10 y 20 puntos sobre sus principales contendientes: Cuomo como independiente y el republicano Curtis Sliwa.
La victoria del demócrata se ve reforzada por la participación récord en el voto anticipado presencial (casi el doble que en 2022), especialmente entre los jóvenes, un perfil que beneficia directamente al socialista.
Ante los ataques conservadores que aseguran que, si gana, la “ciudad caerá” y que los pudientes se irán, Mamdani ha optado por una estrategia de pragmatismo: reconocer sus debilidades, pedir consejo a expertos y funcionarios, y corregir posiciones. Incluso ha pedido disculpas a la Policía de la ciudad por pasadas críticas, consciente de que no puede gobernar con ellos en contra.
Ayer, último día antes de las elecciones, Mamdani llegó al puente de Brooklyn antes del amanecer y lo cruzó caminando hacia el Ayuntamiento, en Manhattan. El simbolismo era claro: arranca un nuevo día. “Que el Ayuntamiento, con nuestra compasión, nuestra convicción y nuestra claridad, sea la luz que nuestra ciudad y nuestra nación necesitan desesperadamente”, dijo ante sus partidarios. La multitud, entusiasmada, respondió: “Tax the rich” (“¡Grava a los ricos!”)
Agencias
