Si Ángel Víctor Torres sigue en su puesto es porque el Gobierno quiere laminar la ética pública para proteger al presidente
NotMid 05/11/2025
EDITORIAL
El atrincheramiento en el que se ha instalado Ángel Víctor Torres, ministro de Política Territorial, pese a que el último informe de la UCO corrobora su trato directo con Koldo García, confirma que la estrategia del Gobierno pasa por borrar el concepto de responsabilidad política de la vida política española. Los audios y mensajes aportados por la Guardia Civil al instructor del caso Koldo revelan que el ex presidente de Canarias se implicó personalmente en la compra de mascarillas durante la pandemia e incluso persiguió a los funcionarios que «torpedeaban» esta operación. Más allá del alcance penal de la investigación, el imperativo de ética pública obligaría a Torres a presentar su renuncia en cualquier democracia de nuestro entorno. Sin embargo, ayer no solo se negó a ello, sino que exigió «disculpas». Si Torres no dimite es porque, en última instancia, lo que busca Moncloa es proteger al presidente del Gobierno, quien también estaría obligado a asumir sus responsabilidades en los casos que afectan al PSOE y a su familia.
Entre el material entregado por la UCO al juez se incluyen los whatsapps en los que Koldo presionaba al ex presidente canario enunos términos propios de una relación estrecha. «Si lo consigues, me dejo violar por ti», le llegó a decir el ex asesor de José Luis Ábalos a modo de súplica para que Torres pudiera sortear a los técnicos para abonar la compra de mascarillas defectuosas a Soluciones de Gestión. La empresa vinculada al presunto conseguir de la trama Víctor de Aldama, en la anterior legislatura, cobró 3,7 millones de euros del Ejecutivo balear -entonces encabezado por Francina Armengol-, por unas mascarillas fake. Lo que ocurría en ambas comunidades no puede desligarse de la influencia que ejercía José Luis Ábalos, situado por Pedro Sánchez como secretario de Organización del PSOE. Es pertinente, por tanto, preguntarse si Torres conocía la relación de Aldama con el ex número tres socialista. Sobre todo, teniendo en cuenta que los investigadores sospechan que el ex presidente canario, pese a que ocultó sus tratos con Aldama, mantuvo un encuentro con el empresario y Koldo el 15 de julio de 2020 en Madrid para gestionar los pagos.
Los mensajes incautados, además de apuntar a una trama de partido, muestran el trato «excepcional» del Gobierno canario a las facturas de la red. Políticamente, lo que resulta excepcional es que un presidente autonómico interceda ante un contratista y que incluso fuera apremiado por este. También es excepcional que Torres se rebajara a intermediar en la gestión de los pagos hasta el punto de pasar por encima del criterio y de las validaciones de los funcionarios.
Durante su reciente comparecencia en el Senado, el presidente del Gobierno limitó su vínculo con Koldo a una mera relación «anecdótica». Lo cierto es que este disfrutaba de un nivel de interlocución privilegiado con las instancias más altas del PSOE, incluido el propio ex presidente canario, que lo usó para influir en Moncloa ante las restricciones anticovid. Por eso Torres está tratando de eludir su responsabilidad. Porque su comportamiento pone de manifiesto la atmósfera política que amparó la corrupción.
