Calviño llegó a intervenir en «un tono muy violento» para que se elevaran los datos de crecimiento
NotMid 13/11/2025
EDITORIAL
Las presiones que, siendo ministra de Economía, ejerció Nadia Calviño para condicionar al Instituto Nacional de Estadística (INE), que desvelamos hoy, suponen una quiebra del principio de neutralidad institucional que reviste la máxima gravedad. La actual presidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI) llegó a intervenir en «un tono muy violento» para que se elevaran los datos de crecimiento, en detrimento de la autonomía que debe mantener el organismo para que sus resultados sean creíbles. De hecho, la UE prohíbe que los gobiernos presionen a sus organismos estadísticos, lo que no impidió que Calviño pidiera la cabeza de altos cargos del INE al entonces presidente, Juan Rodríguez Poo.
En su nuevo libro, Dos mil días en el Gobierno, la ex ministra acusa a los técnicos estadísticos de «graves errores de estimación», pero hoy sabemos que su implicación fue mucho más allá de la crítica valorativa y la «ayuda» técnica que dice que prestó, puesto que encabezó personalmente un asalto a la cúpula del INE en el que se refleja una forma de entender el poder que, por desgracia, los gobiernos de Sánchez han extendido a todos los ámbitos institucionales. Así lo revelan casos tan clamorosos como la instrumentalización del CIS o de RTVE, entre otros. Frente a estas reiteradas intromisiones, España necesita recuperar la normalidad democrática y la autonomía de sus organismos públicos.
