Todos los gobiernos degeneran en regímenes en el exacto momento en que deciden levantar un muro. Todos los regímenes amurallados deben ser derruidos.
NotMid 12/12/2025
OPINIÓN
JORGE BUSTOS
De todas las rimas de la historia no viviríamos otra como la caída simultánea del chavismo y el sanchismo, dos ismos chochos conectados por algo menos inocente que una aliteración: conectados por el socialismo codicioso de un expresidente español. Hace mucho tiempo que José Luis Rodríguez Zapatero perdió la «bobería solemne» que le atribuyó Rajoy y descubrió en el fondo asombrosamente simple de su conciencia las viejas pulsiones coloniales. Ni su militancia en el Grupo de Puebla obedece al mero odio a la derecha ni su minuta por representar internacionalmente al dictador de Caracas es precisamente modesta, como a estas alturas bien sabe su notario.
Tengo amigos que en esta hora tensa de vísperas se entregan al dulce sueño de la justicia poética: el sanchismo, hijo macarra del zapaterismo, arrastrado al mismo basurero histórico que el socialismo del siglo XXI, capaz de joder casi tantos millones de vidas hispanoamericanas como vidas europeas jodió el socialismo real del siglo XX. A mis fantasiosos amigos no les vale con saber que Maduro y Sánchez caerán más pronto que tarde: opinan que deben caer a la vez para servir de pedagógico escarmiento a varias generaciones de politólogos. Como si Revel no hubiera demostrado ya que el conocimiento resulta inútil para conjurar el error acreditado de la ideología.
Es verdad que ningún español, por muchos motivos que acumule para declararse antisanchista, puede comparar su daño con el sufrido por los venezolanos a manos del régimen nacido con el siglo. Sería tan indecente como si un portavoz del PP se arrogase la autoridad moral que a María Corina Machado le conceden doce meses de clandestinidad obligatoria después de que su partido arrasara en las elecciones y le robaran el triunfo. Pero el discurso de aceptación del Nobel leído por su hija nos recuerda que la calidad democrática admite grados, y que también la tiranía chavista partió de una estrategia muy reconocible para un español de nuestros días:
-El régimen se propuso dividirnos: por nuestras ideas, por raza, por origen, por la forma de vida. Quisieron que desconfiáramos unos de otros, que nos calláramos, que nos viéramos como enemigos.
Todos los gobiernos degeneran en regímenes en el exacto momento en que deciden levantar un muro. Todos los regímenes amurallados deben ser derruidos.
