La tarea más urgente del nuevo Gobierno, si es que quiere recuperar el Estado de Derecho, debería ser que la Fiscalía pida al Supremo el procesamiento del Constitucional
NotMid 17/12/2025
OPINIÓN
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
Con los ojos hundidos en las órbitas y su discurso orbitando entre dislates, Sánchez se ha retirado seis semanas a pensar cómo se libra del calendario electoral, mediático, institucional y judicial. Su padre político, Zapatero, quedaba con «los visitadores nocturnos de La Moncloa», como bautizó Cebrián a sus sucesores en los favores del Gobierno y el PSOE. En Canarias, donde finalmente ha comprado un casoplón en una playa virgen, jugaba al baloncesto con Ferreras y paseaba por la playa sin dar sombra, como un vampiro; y decía que la tierra sólo pertenece al viento, aunque él venteaba millones a la sombra del narco y el comunismo, y ahí sigue, entre Caracas y Pekín, como heraldo de Puebla, de Plus Ultra y de Air Europa.
Sánchez, carne de banquillo en el Ramiro, mantuvo el baloncesto como rito de reconocimiento, sucesor de la bodeguilla de Felipe, aquel rincón de caballeriza donde jugaban al billar Javier Pradera, Coll, Miguel Ángel Aguilar o Forges. Pero desde que Ferreras riñó con Contreras he perdido la pista de los sucesores millonarios del periodismo valiente y el socialismo fetén. Barroso, al menos, escribía bien y tenía conversación. Estos no.
En principio, el búnker de Sánchez debería ser el Pirulí, con Fortes, Ruiz, Inchaurrondo, Cintora, Miró y las arrecogías del PSOE aplaudiendo al oír que hay un arma secreta letal contra Feijóo: la Vx. Pero en ese búnker hay mucha echadiza y demasiado bobo, inútiles para la guerra que Prisa ya ha desatado. Su único territorio común, el único búnker real de Sánchez, es el judicial. Allí, Peramato ya se ha declarado admiradora del delincuente condenado García Ortiz, prueba de que delinquir para Sánchez es su único fin. Y la UPF ha demostrado que Zaragoza y otros fundadores acertaron al abandonarla, por rechazar el camino totalitario y mafioso que iba tomando. Lo último de la banda de Garzón, Lola y Porélmato es pedir a un relator de la ONU que denuncie la falta de garantías en el juicio a García Ortiz, uno que ya pidió la vuelta del prevaricador Garzón a la judicatura. A este paso, los pillan juntos a todos en Caracas y a la UPF la disuelve Donald Trump.
Pero ese es el búnker dispuesto a resistir con Sánchez hasta el final. Si aceptan, y habrá que verlo, la derrota electoral, la tarea más urgente del nuevo Gobierno, si es que quiere recuperar el Estado de Derecho, debería ser que la Fiscalía pida al Supremo el procesamiento del Constitucional.
