Todo tirano con problemas internos intenta taparlos con un conflicto externo. Y qué mejor que una guerra, que lo tapa todo
NotMid 25/09/2025
OPINIÓN
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
Sánchez ha demostrado al mundo, desde ese monumento al despilfarro llamado ONU, que la apropiación indebida y la malversación de fondos públicos no son sólo cosa de Begoña, sino de familia. Y lo que se ha negado a explicar en las Cortes lo ha proclamado en esa feria de pícaros, ladrones, no pocos asesinos y hasta algún caníbal de tiempos de Idi Amin. Sánchez dice que su hermano y su esposa son inocentes, aunque no sea abogado de ninguno, pero sus hechos prueban que él no lo es. Qué mayor demostración de apropiación y despilfarro que enviar un barco de la Armada española, con armas y tripulación, a proteger la flotilla de la Señorita Zombi, que zarpó hace días hacia Israel para sabotear a sus tropas. Como si el ejército fuera suyo y retando a Israel para tapar lo de Begoña.
Napoleonchu Albares, émulo involuntario de aquel Metternich que en el Congreso de Viena marginó a España, pese a ser la que más y mejor combatió al Napoleón de verdad, tras endilgarle al Rey los dos peores discursos de su reinado, encabeza la diplomacia de cabecera de Sánchez. Debe explicar al mundo, sobre todo a Israel, por qué España envía un barco de guerra para proteger lanchas pacíficas, convirtiendo un acto de provocación civil en desafío militar. Si la discutible honestidad de Helena llevó a la Guerra de Troya, la cuestionada honradez de Begoña nos obliga a asaltar Jerusalén. Dice Napoleonchu que el barco de la Armada sólo navegará en aguas internacionales, no israelíes. De paseo, vamos. Pero no controla a la flotilla, que se dirige a esas aguas. ¿Y dará en ese punto media vuelta el barco español?
Sánchez busca dos cosas: obedecer a sus socios putinejos y pro Hamas, que pidieron el apoyo militar a la flotilla, y que, a cambio, ellos defiendan a su pentaimputada esposa. Pero esta improvisación política y militar, que ni se ha debatido en las Cortes, demuestra su pánico ante la suerte judicial de los suyos, incluido él mismo. Todo tirano con problemas internos intenta taparlos con un conflicto externo, y qué mejor que una guerra, que lo tapa todo.
La pobre España, convertida en finca de malversadores, celebra el aniversario del desembarco de Alhucemas, gran proeza militar, temiendo, o esperando, un desenlace civil como el de las Malvinas, cuando Galtieri declaró la guerra a Thatcher, seguro de que no iría a combatir tan lejos. Por Helena, creía Príamo, no se presentará Agamenón en Troya. Y se presentó.