A unos 280 kilómetros de Pekín, se encuentra Beidaihe, un balneario con estética de Benidorm que cada verano acoge a miles de turistas… y a los mandamases del Partido Comunista chino
NotMid 13/08/2025
ASIA
En las playas de Beidaihe, a 300 kilómetros de Pekín, se vive un contraste fascinante. Por un lado, se encuentran los turistas, en su mayoría mujeres con los llamativos facekinis que las protegen del sol, y familias disfrutando del atardecer. Por otro, escondidas tras una densa seguridad, están las lujosas villas que acogen a las figuras más importantes del Partido Comunista Chino (PCCh). Este lugar no es un simple balneario; es el epicentro de la política china de verano, una tradición que se remonta a los tiempos de Mao Zedong.
Una tradición política con raíces históricas
Desde 1953, Beidaihe ha servido como la “oficina de verano” del PCCh. Mao Zedong eligió este idílico rincón para que los líderes pudieran escapar del sofocante calor de la capital. Lo que comenzó como un refugio se transformó en un lugar clave para las deliberaciones más trascendentales.
El Gran Salto Adelante en 1958 y la Campaña Antiderechista en 1957 son solo algunas de las decisiones históricas que se tomaron en las villas de Beidaihe. Aunque los retiros se suspendieron durante la Revolución Cultural y parte del gobierno de Hu Jintao, el actual líder supremo Xi Jinping revivió la tradición en 2013, reafirmando la importancia del balneario en la agenda política.

Mao Zedong, ex presidente del Partido Comunista chino (PCCh), en Beidaihe, en una imagen de archivo.GETTY
El contraste entre el poder y la vida cotidiana
La presencia de los líderes se hace evidente para los locales y turistas de una forma peculiar. Las calles principales se cierran sin previo aviso para permitir el paso de caravanas de coches con ventanas tintadas, y la seguridad se refuerza en los alrededores de las villas vigiladas.
Mientras tanto, en la zona pública, la vida transcurre con normalidad. Los turistas pasean por los vibrantes mercados nocturnos de comida, y los pescadores, como el que según la leyenda le vendió cangrejos a Mao, continúan con sus rutinas. El contraste entre la vida cotidiana de la gente y la secreta de los líderes subraya la dualidad de un país que avanza a la vez que mantiene sus rituales ancestrales.
El reciente avistamiento de Cai Qi, el jefe de gabinete de Xi Jinping, indica que los líderes han iniciado sus vacaciones anuales, durante las cuales se reúnen con académicos y científicos para trazar el rumbo del país. Beidaihe sigue siendo un pilar en la maquinaria del poder chino, un lugar donde el mar y la arena sirven de telón de fondo para las decisiones que modelan el futuro de una superpotencia.
Agencias