La jerarquía de la Cosa Nostra es antigua, como la sociedad italiana, y los intereses económicos lo han permeado todo
NotMid 19/01/2023
EUROPA
¿Y tras la captura de Matteo Messina Denaro, qué pasará? En realidad no importa responder a esta pregunta porque todo lo peor, lo grave, lo irreparable ya está pasando y pasa. No estoy gastando tonos apocalípticos o exagerados, ni mucho menos. En 2021, el Banco de Italia mostró que la facturación de los cárteles de la mafia valía alrededor de 38.000 millones de euros al año. Estos 38.000 millones de euros son bastante más de 100 millones al día. Cien millones al día que se mueven e invierten, pero si a esta cifra le sumamos lo que ya había declarado en 2020 la Dirección Nacional Antimafia, rastreando activos derivados del narcotráfico de 400.000 millones de euros solo en Italia, entendemos que estamos hablando de una economía en constante expansión que alimenta y apoya la economía legal. Por el momento, el tema de las mafias es completamente ignorado por el debate político y solo ha sido abordado retóricamente durante la campaña electoral.
Las mafias, cuando matan, son visibles; cuando hacen negocios son invisibles y cuando hacen negocios en realidad es bueno para todos porque su comportamiento es indistinguible del de cualquier otro empresario o fondo de inversión. Los grandes negocios en juego seguirán creciendo, como la ley 104 que ha entregado, muchas veces sin control, avalanchas de dinero a empresas constructoras, en muchos casos emanación directa de los cárteles mafiosos (pero de todo esto sólo tendremos pruebas a través de los años: ahora solo tenemos indicios)
Los partidos, como hemos visto en las investigaciones antimafia de los últimos 20 años, ni siquiera tienen un sistema real para protegerse de infiltraciones y alianzas mafiosas porque delegan todo en el poder judicial. Si hay investigaciones, las partes empiezan a ser (pero no siempre, en realidad) cautelosas en la designación de algunas figuras; si no hay investigaciones no hacen sus propias indagaciones y en muchos casos buscan los poderes electorales de la mafia. Pero la política debe poder hacer una selección, con su propia información y conocimiento territorial, no debe esperar a las sentencias de los jueces para seleccionar su propio personal político. En cambio, parece estar buscando precisamente esos mediadores políticos capaces de provocar los flujos de paquetes de votos de intercambio.
Si queremos ir directamente a lo que hay que hacer, la primera conducta antimafia sería la legalización de las drogas blandas: esto privaría a las organizaciones de una importante fuente de ganancias y aliviaría al sistema judicial de leyes prohibicionistas que golpean duramente a los consumidores sin poder rastrear a los grandes narcotraficantes. Según el informe al Parlamento de la Dirección de Investigación Antimafia, la economía clandestina del cannabis vale unos 6.000 millones y corresponde a cerca del 40% de los ingresos de las mafias. Esto aplastaría un segmento muy importante de la economía mafiosa, el de los grupos emergentes.
Pero volvamos a Messina Denaro, ahora: ¿qué pasará después de él? Pues digamos que es arriesgado en el análisis considerarlo sólo un capo con mucho carisma: ningún ‘hombre de honor’ como “simple” cacique de provincia podría manejar la masa de capital que le han atribuido los fiscales antimafia a lo largo de la última década (en 2007 identificados 700 millones de euros, en 2010 bienes embargados por 1.500 millones de euros, en 2018 embargados por 1.500 millones de euros).
Arriesgado pensar que la comisión que reúne a las familias de la Cosa Nostra -aunque ya no está estructurada como antes- ya no existe. Todas las declaraciones de los colaboradores de la justicia hablan de Messina Denaro como un capo que no habla en las decisiones de las familias, dejándolas libres, “U Siccu” manejó lo suyo sin rendir cuentas a nadie, precisamente porque no pidió cuentas a los demás. La Cosa Nostra perdió así su estructura y unidad tras la captura de Provenzano, el último heredero de la verticalidad corleonista; Messina Denaro no trató de gobernar como lo habían hecho sus padrinos sino que gobernó con la obsesión de intervenir lo menos posible, lo que muchas veces llevó a la organización al desorden, dejando a las familias de Palermo y las de provincias sin planes compartidos.
LOS SUCESORES
Cosa Nostra ha pagado por su visibilidad, el reconocimiento extremo de sus jefes tras la elección asesina. Las otras organizaciones continúan aprovechándose de una atención mediática sustancialmente menor, que en la última década ha aumentado en cualquier caso en comparación con el pasado. Sin embargo, cuando en 2008 fue arrestado Pasquale Condello, jefe de la ‘Ndrangheta que en los últimos años ha asumido un poder de influencia político-industrial muy superior a la mafia de Messina Denaro, no hubo la misma atención mediática porque la ‘Ndrangheta ha sabido hundirse, porque la ‘Ndrangheta no corona reyes. Igual a igual. Lo mismo para la Camorra: cuando se arresta a importantes líderes en Nápoles, como Michele y Ciro Mazzarella, detenidos en diciembre pasado, no hubo la atención que merecía tal resultado. Incluso la enemistad de Ponticelli, peleada con bombas que estallaron en el vecindario la primavera y el verano pasados, nunca logró la atención nacional. Estas distracciones, que muchas veces ocurren por incompetencia, se convierten luego en silencio político y social.
Uno se pregunta ahora: ¿quién será el sucesor de Matteo Messina Denaro? Hay varias hipótesis. ¿Quién podrá reconstruir la pirámide de la organización? Siguiendo la visión esclerótica de la última Cosa Nostra, sería designado Giovanni Motisi, “‘U Pacchiuni”, ‘el bocazas’, porque -aunque forma parte del mandato de Pagliarelli que no tiene peso en esta etapa- sus antecedentes penales podrían garantizarle el grado para convertirse en capo. Estuvo en uno de los “grupos de fuego” de Riina y, aunque no sabemos nada de él desde 1998, haber sido un fiel seguidor del capo corleonés le da la mitología justa para ser reconocido como líder. El otro nombre que se menciona mucho es el de Stefano Fidanzati, pero la Cúpula, o lo que queda de ella, nunca le daría la cúspide de la organización a un ‘hombre de honor’ que era un narcotraficante sin dotes de mediación y mando político.
Hablamos de hombres maduros, todos mayores de 70 años. Esto demuestra que la Cosa Nostra está afectada por una estructura organizativa modelada en la dinámica de nuestro país: alta dirección encomendada a personas de la tercera edad, lentitud en la toma de decisiones, uso solo de viejos canales, incapacidad para renovarse y ver nuevas posibilidades de alianzas estratégicas. Y ahora sufre de falta de afiliación, en comparación con otras organizaciones, que tienen una cantidad mucho mayor de soldados. Camorra, ‘Ndrangheta y Sociedad Foggiana son capaces de ser muy magras y estructurarse en forma líquida.
EL DEBATE
Una de las fortalezas de la ‘Ndrangheta, por ejemplo, era que no tenía una estructura centralizada sino federal, atribuyendo el “bastón de mando” a una figura consular, exclusivamente cuando había necesidad de dirimir disputas que corrían el riesgo de dañar a todas las familias. La Cosa Nostra, por otro lado, aparece como un paquidermo monolítico destruido por la burocracia de control interno deseada por los corleoneses: se ha desgastado gradualmente, especialmente en los últimos años.
Pero estamos lejos de estar cerca de su extinción. Hasta la fecha, la Cosa Nostra en materia de narcotráfico es apoyada por sus aliados históricos: en Campania, los maranos (del municipio de Marano di Napoli) que serían los Nuvoletta-Polverino, que a pesar de estar en Campania no son camorra sino mafiosos, y que siguen siendo los principales proveedores de hachís y marihuana para varias familias en Sicilia. Y luego las familias calabresas, históricamente aliadas de los corleoneses, los Commisso y los De Stefano-Tegano. Pero en realidad todo (o casi todo, si excluimos a las familias sicilianas asentadas en Sudamérica) el narcotráfico que pasa por manos de la Cosa Nostra está ahora hegemonizado por una OPA -se diría en lenguaje financiero- de los calabreses.
Hay constancia de que la ‘Ndrangheta optó por apoyar a la facción corleonesa contra los palermitanos en la década de 1980 pero posteriormente se alejó de ella en la fase asesina y terrorista, consciente de que habría conducido a la imposibilidad de hacer negocios pero solo de imponer sus razones sobre la política; política que la ‘Ndrangheta siempre ha preferido gestionar de forma diferente respecto a la Cosa Nostra.
Hoy las mafias saben que decidir directamente a los ministros es exponerlos a demasiada luz, sospechas, convicciones que pondrían en peligro los negocios. En el pasado, por el contrario, afirmaban que había directamente hombres propios, miembros de familias honorables que se instalaban en las instituciones. Hoy se prefiere gobernar los flujos de dinero que sustentan a políticos y partidos, tener hombres en la burocracia estatal que permanezcan inmóviles al paso de las mayorías, que se instalen en los puestos de gasto y control y que sean inmunes a las mareas ideológicas. Si de verdad se quiere saber la respuesta a la pregunta: “¿y ahora qué, tras la captura de Messina Denaro?”, se tiene que decir esto: “Ahora obligamos a que el debate sobre las mafias esté cada vez más informado y presente, pero sobre todo lo más lejos posible de la propaganda”
Agencias