El científico impulsa investigaciones para revertir el envejecimiento y extender la esperanza de vida mediante terapias innovadores
NotMid 30/0772025
Ciencia y Tecnología
El doctor David Sinclair, un genetista de la Universidad de Harvard, ha generado un gran revuelo con sus audaces predicciones sobre el envejecimiento. Él cree que, en tan solo una década, las terapias de reprogramación genética podrían permitirnos rejuvenecer y extender nuestras vidas de formas sin precedentes. De hecho, afirma que la primera persona que vivirá 150 años ya ha nacido.
La ciencia detrás de la audacia de Sinclair
El trabajo de Sinclair se centra en la reprogramación epigenética, una técnica que busca restaurar el “reloj biológico” de las células. El objetivo es reactivar genes que les devuelvan funciones propias de los tejidos jóvenes. Su laboratorio ha logrado avances significativos en animales, rejuveneciendo células y reparando daños críticos en ratones, e incluso recuperando hasta el 95% del tejido dañado en nervios ópticos de simios.
Sinclair prevé que los primeros ensayos clínicos en humanos para estas terapias comenzarán en 2026, enfocándose inicialmente en pacientes con enfermedades oculares. Si bien los costos iniciales serán elevados (entre $300.000 y $2 millones), su meta es escalar la tecnología para tener una “píldora rejuvenecedora” de bajo costo antes de 2035, impulsada por el desarrollo de la inteligencia artificial.

Expertos advierten sobre desafíos éticos, acceso igualitario y el impacto en los sistemas de salud pública (Archivo)
Escepticismo, desafíos y dilemas éticos
Aunque las ideas de Sinclair son fascinantes, no están exentas de escepticismo dentro de la comunidad científica. Investigadores como Jan Vijg dudan que los avances en animales se traduzcan directamente a humanos debido a la complejidad de nuestra biología. Por otro lado, Aubrey de Grey y S. Jay Olshansky plantean importantes desafíos éticos y sociales, como la necesidad de garantizar un acceso igualitario a estas tecnologías y asegurar que la prolongación de la vida no signifique solo sumar años, sino mantener una buena calidad de vida.
La inteligencia artificial y la carrera biotecnológica
La inteligencia artificial (IA) es un pilar fundamental en esta nueva era de la biotecnología de la longevidad. La IA permite analizar enormes volúmenes de datos genéticos, identificar patrones ocultos y acelerar el descubrimiento de moléculas que impactan en el envejecimiento. Laboratorios y empresas biotecnológicas de todo el mundo están invirtiendo millones en esta carrera global para obtener patentes y el respaldo regulatorio.

La esperanza de vida mundial es de 73,4 años, pero factores como hábitos y políticas públicas influyen en la longevidad (Wikimedia Commons)
Más allá de la ciencia: hábitos y regulación
Es importante recordar que la longevidad no depende únicamente de la genética o la tecnología. La esperanza de vida global promedio es de 73.4 años, y las “zonas azules” demuestran que factores como una alimentación equilibrada, actividad física, apoyo social y bajo estrés pueden contribuir significativamente a una vida más larga y saludable.
Sin embargo, las terapias para revertir el envejecimiento enfrentan obstáculos regulatorios significativos. Las agencias oficiales exigen pruebas rigurosas de seguridad e impacto real en humanos, un proceso que podría demorar años o incluso décadas. El debate social y filosófico sobre las implicaciones de vivir 120, 130 o 150 años es inevitable, especialmente en lo que respecta a los sistemas de salud y jubilación, así como la posible profundización de la brecha social si el acceso a estos tratamientos es desigual.
La visión de David Sinclair nos invita a reflexionar sobre un futuro donde el envejecimiento podría no ser una sentencia ineludible. ¿Estaremos preparados como sociedad para los cambios que esto implicaría?