Putin lo destituyó del liderazgo gubernamental en 2020, pero buscó su redención en la llamada “Operación Militar Especial” en Ucrania. Ahora critica duramente a los “enemigos” de Rusia en redes sociales
NotMid 02/08/2025
MUNDO
Hace poco más de una década, Dmitri Medvédev era la gran esperanza de Rusia. Cuando asumió la presidencia en 2008, muchos lo vieron como un líder joven y moderno, sin el pasado soviético de su mentor, Vladimir Putin. Medvédev prometió “renovación y valores democráticos” y buscó una mejor relación con Occidente. Su política más notable, el “Reinicio”, culminó con la firma de un tratado que redujo las armas nucleares de Rusia y Estados Unidos. Parecía que Rusia se acercaba a Occidente.
La caída y el renacimiento radical
Pero esa imagen de liberal moderado no duraría mucho. Medvédev era, en esencia, un sustituto de Putin. No tenía el respeto de los hombres fuertes del Kremlin, y cuando Putin regresó a la presidencia, Medvédev quedó relegado a un segundo plano. En 2020, fue abruptamente destituido de su cargo como primer ministro, lo que lo dejó sin un rol influyente.
Fue entonces cuando la guerra en Ucrania le dio una nueva oportunidad. Medvédev se reinventó. A través de sus mensajes en la red social Telegram, comenzó a actuar como el vocero más radical del Kremlin. Sus publicaciones, llenas de amenazas nucleares y comentarios apocalípticos, no dejan a nadie indiferente. De pronto, el ex-presidente liberal que hablaba de libertad, se transformó en un belicista que clama por la aniquilación de los enemigos de Rusia.
¿Ruido de fondo o una amenaza real?
Hoy, las palabras de Medvédev son un contraste impactante con las que pronunció en el pasado. Se ha burlado de los líderes occidentales, ha cuestionado la existencia futura de Ucrania y ha llegado a decir que “la única opción es la eliminación física de Zelenski”. Él mismo ha explicado su lenguaje agresivo diciendo simplemente: “Los odio. Son unos cabrones y unos torpes. Quieren que Rusia muera”.
Dentro y fuera de Rusia, la mayoría de la gente ve sus mensajes como un intento desesperado de recuperar relevancia política y ganarse el favor de Putin. Sus amenazas, aunque alarmantes, se consideran “ruido de fondo”, el clamor de un político que alguna vez fue influyente y ahora busca un lugar en la historia, posicionándose como el líder del ala más dura del Kremlin.
La historia de Medvédev es un claro ejemplo de una dramática transformación, de la esperanza a la retórica más oscura. Su carrera es un recordatorio de que, en la política rusa, las promesas de liberalización pueden ser solo un paréntesis.
Agencias