Europa acepta ser un personaje secundario del futuro como lo demuestra el ranking de universidades
NotMid 22/08/2023
OPINIÓN
JORGE BENITEZ
España ha sido un país de curas, de espiritualidad intrínseca solo comparable a la del pueblo ruso, y también, hay que decirlo, de retroceso científico respecto a nuestros vecinos europeos. Todo por haber mirado más al púlpito que a las estrellas. A pesar de ello, el mejor estadista que tuvo el país en su historia no fue un rey ni un general o un presidente de la era democrática, sino un religioso.
El cardenal Cisneros fue un franciscano inteligente con un olfato político que si hubiera tenido algún buen publicista habría convertido en becario del conocimiento del poder al mismísimo cardenal Richelieu. Más allá de la sobresaliente labor como regente de Castilla, su gran proyecto fue la Universidad de Alcalá. Quiso levantar el primer campus del mundo -había universidades más antiguas en Europa- tal como los conocemos.
Un nuevo modelo de educación de élite que quiso abrir a los más modestos en un tiempo en el que todavía la clase por nacimiento pesaba mucho más que el mérito y el talento. Otorgó a su universidad independencia del municipio que la albergaba, la dotó de leyes propias y hasta de cárcel para los estudiantes más golfos. La construcción del campus se hizo adrede con materiales humildes, como el ladrillo, para concienciar sobre el esfuerzo a pesar de la oposición de los reyes y aristócratas con los que lidió Cisneros, que deseaban algo más suntuoso. El lujo de la fachada alcalaína fue posterior a su muerte y contraria a su voluntad.
En el último ranking de universidades de Shanghái, Alcalá está en el nivel entre la 900 y la 1.000 del mundo. No hay ninguna española entre las 200 mejores, en una clasificación regida por el impacto en publicaciones de científicos y premios Nobel. Pero no somos los únicos. Europa hace tiempo que renunció a liderar el conocimiento y tiene poquísimos centros de elite si descontamos las excepciones británicas de Oxford y Cambridge. El resto del mundo sí lo hace. China ya empieza a tener universidades top y EEUU -por mucho que algunos anuncien su decadencia- tiene ocho de las 10 más importantes del mundo.
No es un tema de dinero, sino de elección. Europa es puntera en servicios, turismo y seguridad y su dimisión a la excelencia académica es voluntaria: acepta ser un personaje secundario del futuro. Lejos quedan objetivos como el de Cisneros, en una época donde todo parecía posible y se apostaba por ser líderes del conocimiento.