El científico, repudiado por su falta de ética por crear embriones genéticamente modificados, ahora quiere luchar contra el envejecimiento de la población
NotMid 06/07/2023
ASIA
QUIÉN. Originario de una familia de granjeros, estudió bioingeniería y física aplicada y se especializó en secuenciación de ADN. Fue condenado a la cárcel por crear los primeros niños modificados genéticamente
QUÉ. Después de tres años entre rejas, este polémico científico recuperó la libertad el año pasado. Ha vuelto a ser noticia por proponer modificar embriones humanos para luchar contra el envejecimiento de la población china
He Jiankui pasó tres años en la cárcel por utilizar una herramienta de edición de genes llamada CRISPR para modificar embriones humanos de niñas gemelas con la esperanza de hacerlas inmunes al VIH. Fue el primer -y hasta hora el único- experimento de este tipo llevado hasta el final que se realizaba en el mundo. De él nacieron en 2018 dos niñas, conocidas por sus seudónimos Lulu y Nana. Más adelante, He confesó que hubo un tercer bebé editado en el laboratorio que tenía en la Universidad de Ciencia y Tecnología de Shenzhen, al sur de China.
La comunidad científica mundial condenó el experimento de este científico de una familia pobre de granjeros que estudió bioingeniería y física aplicada en Estados Unidos, especializándose en secuenciación de ADN. Fue bautizado por la prensa como el Frankenstein de China. En su país, repudiado por su falta de ética médica, lo condenaron por una operación ilegal de edición genética de embriones humanos y por falsificar documentos para que los médicos, sin saberlo, implantaran estos embriones en dos mujeres. Además, tuvo que pagar una multa de más de un millón de yuanes, que al cambio son alrededor de 140.000 euros.
He lleva en libertad desde mediados de 2022. Vive en Pekín y se dedica a jugar al golf. Pero también tiene una oficina a las afueras de la capital con un laboratorio donde, según ha contado él mismo en vídeos publicados en sus redes sociales, utiliza la técnica CRISPR para buscar una cura para la DMD, la distrofia muscular de Duchenne, una enfermedad genética que hace que los músculos se desgasten.
Eso no es todo. Hace unos días anunció que volvía a las andadas: propuso una investigación que involucraría la edición genética de embriones de ratón y luego óvulos fertilizados humanos, o cigotos, para probar si una mutación confiere protección contra el Alzheimer.
“El envejecimiento de la población es de gran importancia como problema socioeconómico y como una carga para el sistema médico”, dijo He en un guiño a la crisis demográfica que se acentúa en China, con una población que envejece y con las tasas de natalidad a mínimos históricos. El polémico científico quiso precisar que, esta vez, no se implantaría ningún embrión humano para el embarazo y que seguiría adelante siempre y cuando tenga “permisos gubernamentales y aprobación ética”.
Lo que pretende He es modificar genéticamente a la especie humana para que no tenga Alzheimer. Lo llamativo es que, tras cruzar los límites éticos y legales en un país con una ley que no permite que embriones modificados que se utilizan en investigaciones se implanten en humanos, las autoridades chinas le prohibieron realizar cualquier trabajo relacionado con servicios de tecnología de reproducción asistida. Pero el repudiado científico, tras sus años a la sombra de una celda, ha vuelto a la carga. «Hice todo demasiado rápido. He aprendido de mis errores», reconoció.
En estos últimos meses, He ha dado algunas entrevistas por email. Todos los periodistas quieren saber lo mismo: ¿Qué ha sido de los bebés modificados que creó? Esos niños deben de rondar ahora los cinco años, pero nunca se ha sabido nada de ellos. Su escondite es un secreto de Estado bien guardado. Sin entrar en detalles, He asegura que están sanos y que viven como niños normales.
Agencias