El carismático Hou Jianguo lidera el mayor instituto de investigación del planeta. El Gobierno del gigante asiático confía en él para dominar la innovación por encima de EEUU
NotMid 08/03/2023
ASIA
A Hou Jianguo sus colegas científicos lo llaman “el genio de las pequeñas cosas“. Su primer trabajo fue reparar pequeñas máquinas en una fábrica de Pingtan, un pueblo pesquero al sur de China. Con lo que ahorró durante tres años se pagó la carrera deQuímica en la universidad. Después se dedicó a investigar los nanomateriales. Le atraía todo lo diminuto: átomos, moléculas, partículas subatómicas…
Pero Hou dio el salto a la política y dejó atrás todo lo pequeño. Fue escalando posiciones entre los más de 95 millones de miembros del gobernante Partido Comunista. Lo colocaron al frente de la universidad tecnológica más grande del país y después fue viceministro de Ciencia y Tecnología. Hace tres años, el Gobierno le encomió la misión de supervisar un equipo con 70.000 investigadores, los mejores de cada campo, y le dio un presupuesto de 15.200 millones de dólares para desarrollar desde ordenadores cuánticos hasta misiles hipersónicos.
Hou (63 años) es ahora el mandamás del instituto de investigación más grande del mundo: la Academia de Ciencias de China (CAS, por sus siglas en inglés). Bajo su tutela están cinco universidades y más de un centenar de las instituciones de investigación tecnológica y científica más punteras del gigante asiático. Y del mundo. Hace unos días, un informe Instituto Australiano de Política Estratégica (ASPI), reputado think tank con sede en Camberra, que ha analizado casi dos millones y medio de artículos académicos publicados, apuntaba que China ya domina las tecnologías críticas para el futuro, por encima de Estados Unidos.
Mencionar a China en este informe es hacerlo del gigantesco laboratorio tecnológico que dirige Hou Jianguo, la institución estrella que más veces aparece en los resultados y que está a la cabeza de las tecnologías que impulsarán, según apunta el ASPI, la innovación, el crecimiento y el poder militar en las próximas décadas, incluida la inteligencia artificial, robótica, biotecnología, baterías eléctricas, comunicaciones avanzadas de radiofrecuencia como 5G y 6G, y la tecnología cuántica.
La segunda potencia mundial es líder en 37 de las 44 tecnologías claves rastreadas. El reporte señala que EEUU ocupa el primer lugar del podio en solo las siete tecnologías restantes: vacunas, computación cuántica y sistemas de lanzamiento espacial. “Nuestra investigación revela que China ha construido los cimientos para posicionarse como la superpotencia científica y tecnológica líder en el mundo. Ha establecido una ventaja a veces sorprendente en la investigación de alto impacto en la mayoría de los dominios tecnológicos críticos y emergentes”, reza el informe.
“El rastreador de tecnología crítica muestra que, para algunas tecnologías, las 10 principales instituciones de investigación del mundo tienen su sede en China y, en conjunto, generan nueve veces más trabajos de investigación de alto impacto que el segundo país clasificado”, continúa. Después de China y de EEUU, Reino Unido e India son las siguientes potencias en investigación.
El año pasado, otro informe publicado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología de Japón ya situaba a China por encima de EEUU como líder mundial tanto en resultados de investigación científica, como en estudios de lo que llamaba alto impacto. Pekín, según este reporte, publica un promedio anual de 407.181 artículos científicos, representando el 23,4% de la producción de investigación mundial.
“China ahora lidera el mundo en la producción de ciencia de alta calidad. Esto ha dejado a los expertos en políticas estadounidenses y a los funcionarios de Washington preocupados por cómo la supremacía científica de China cambiará el equilibrio de poder global”, asegura Carolina Wagner, investigadora de la Universidad de Ohio que lleva años rastreando las inversiones del Gobierno chino en ciencia, tecnología e innovación.
“Hoy en día, China ocupa el segundo lugar después de EEUU en cuánto al gasto en ciencia y tecnología”, subraya Wagner. “Durante el periodo 1996-2020, el gasto en I+D en China fue el que más creció con diferencia: un 2.992%. Alrededor del 20% de la financiación de la investigación proviene del Gobierno y las empresas representan un 76% -la mayoría controladas también por el Ejecutivo-, mientras que la inversión que llega del extranjero es mínima, apenas un 0,1%”, apunta otro estudio del think tank holandés Rathenau Instituut.
La investigadora estadounidense Wagner destaca también que las universidades chinas ahora producen la mayor cantidad de doctorados en ingeniería en el mundo. “Además, desde el año 2000, China ha enviado aproximadamente 5,2 millones de estudiantes y académicos a estudiar en el extranjero. La mayoría de ellos cursó ciencias o ingeniería. Muchos de estos estudiantes se quedaron en el extranjero, pero un número cada vez mayor regresa a China para trabajar en laboratorios con buenos recursos”.
Pekín también ha reclutado a algunas de las mejores mentes del mundo en las tecnologías más punteras, lo que indica que podrá dominar las cadenas de suministro global en ciertas áreas críticas que le brindará mucho más poder de influencia. Esto es lo que señala también el informe de ASPI: “Vemos que los esfuerzos de China se refuerzan a través de la importación de talento y conocimiento: una quinta parte de sus artículos de alto impacto están siendo escritos por investigadores con formación de posgrado en un país de Cinco Ojos (en referencia a la alianza de inteligencia que forman EEUU, Australia, Reino Unido, Nueva Zelanda y Canadá)”.
Al frente del informe presentado por el think tank australiano y financiado por el Departamento de Estado de EEUU, está el analista australiano Jamei Gaid, experto en desarrollo de software. “En algunas de estas tecnologías, estamos viendo que China está publicando aproximadamente el 65% de las principales investigaciones del mundo. Todo esto todavía no se traduce como una superioridad tecnológica, pero Pekín ha construido los cimientos para posicionarse como la principal potencia científica y tecnológica global”, apunta Gaid.
El informe reitera que el CAS es la principal fuente de innovación tecnológica del gigante asiático. Esta institución de investigación estatal, que también cumple las funciones de principal órgano asesor del Gobierno en cada reforma relacionada con ciencia o tecnología, abrió sus puertas en 1949, prácticamente a la par que Mao Zedong proclamaba en Pekín la República Popular China.
Agencias