Las autoridades mexicanas tratan de dar con los 30 reclusos que lograron escapar de una prisión de Chihuahua durante el ataque armado, que dejó 19 muertos y 14 heridos
NotMid 05/01/2023
IberoAmérica
Las fuerzas de seguridad del estado de Chihuahua están en máxima alerta tras el ataque armado y el motín carcelario este lunes que dejó un total de 19 muertos, 14 heridos y 30 reos fugados en una prisión estatal de Ciudad Juárez. Entre los presos que lograron escapar se encuentra Ernesto Alfredo Piñón de la Cruz, más conocido como El Neto, líder del grupo criminal Los Mexicles y condenado a 224 años de cárcel por delitos de secuestro e homicidio. Este incidente ha vuelto a exhibir las debilidades del saturado sistema penitenciario mexicano, así como los lujos y beneficios de los que disfrutan sus internos más ilustres y peligrosos.
El ataque se realizó de manera coordinada desde dentro y fuera del centro, a partir de las 6.30 de la mañana del día de Año Nuevo, aprovechando que la guardia suele estar baja en días festivos. Los primeros disparos se realizaron en distintos puntos de Ciudad Juárez para distraer a las autoridades del verdadero objetivo: la prisión estatal. A esa misma hora, un grupo de hombres armados a bordo de varios vehículos blindados dispararon contra la garita principal de la prisión, hiriendo de gravedad a los vigilantes y sembrando el caos entre los familiares que acudían a visitar a los reclusos. Media hora más tarde, la revuelta se inició dentro del centro penitenciario en el que hay más 3.900 internos, a pesar de que su capacidad es de solo 3.100.
Los enfrentamientos duraron alrededor de cinco horas, hasta que el Ejército y la Guardia Nacional acudieron al centro para controlar la situación. Para entonces, la revuelta carcelera había dejado una estela de violencia y destrucción a su paso. Las columnas de humo se podían divisar desde varios kilómetros de distancia. A las puertas de la prisión se vivieron auténticas escenas de pánico, con un flujo constante de ambulancias evacuando víctimas y cientos de familiares desesperados tratando de comprobar si sus familiares estaban en el listado de heridos o fallecidos. Finalmente, el balance oficial confirmó 19 muertos (10 guardias prisión, 7 reclusos y dos atacantes), 14 heridos y 30 presos fugados.
Cuando las autoridades lograron ingresar a las secciones de la prisión en las que se había desatado el motín, incautaron un auténtico arsenal de guerra: 27 armas largas, nueve armas cortas, ocho chalecos antibalas y un lanzagranadas. También se desmantelaron hasta 10 celdas VIP, en las que había 84 teléfonos móviles, 90.000 dólares en efectivo, cientos de botellas de alcohol y varios kilos de marihuana, fentanilo, cocaína, heroína y cristal.
Las autoridades ya han presentado cargos contra cinco personas señaladas por presuntamente ayudar a planear este motín, entre los que se encuentra el director del centro penitenciario, Alejandro Alvarado, quien fue destituido este martes de su cargo. Según ha confirmado el secretario de la Defensa de México, Luis Cresencio Sandoval, ante los medios de comunicación, tenía como principal objetivo “liberar a El Neto“
A pesar de que solo tiene 32 años y ha pasado un tercio de su vida entre rejas, este delincuente tiene una dilatada carrera criminal a sus espaldas. Sus primeros pasos los dio como líder de una banda de secuestradores en Chihuahua, cuando apenas había cumplido la mayoría de edad. A finales del 2009 fue detenido por la Policía estatal acusado de liderar las llamadas Fuerzas Especiales Mexicles, un brazo armado del cártel de Sinaloa conocido por empalar las cabezas de sus enemigos. Un año después de su encarcelamiento, cuando estaba siendo trasladado de prisión, un comando armado intentó liberarlo, pero el ataque fue repelido y El Neto resultó herido. Días después, un juez lo condenó a 224 años de prisión.
El nombre de El Neto volvió a aparecer en las portadas de la prensa local el pasado 11 de agosto, cuando las autoridades plantearon la posibilidad de trasladarle a una prisión federal y Los Mexicles trataron de frenarlo desatando una ola de ataques dentro y fuera de la cárcel que dejaron 11 personas fallecidas. Entre las víctimas había dos presos y nueve civiles que se vieron inmersos en el fuego cruzado. Según apuntaron varios expertos en seguridad, esta jornada de violencia, bautizada como Jueves Negro, marcó el fin de la histórica alianza que habían mantenido en Chihuahua el cártel de Sinaloa y Los Mexicles. Ahora, con la revuelta de Año Nuevo, hasta una treintena de sicarios habrían logrado recuperar su libertad.
Además de El Neto, las autoridades también han advertido sobre la peligrosidad de otro de los fugados, Cesar Vega Muñoz, alias El Chilín, considerado el número dos de la organización criminal. Los investigadores han confirmado que todos ellos aprovecharon el caos para mezclarse entre los familiares y escapar a bordo de seis coches robados que aún no han sido localizados. La gobernadora del Estado, María Eugenia Campos, ha lamentado lo ocurrido y ha insistido en que “ahora más que nunca debemos reforzar el compromiso de trabajar juntos para dar un mensaje contundente a los generadores de violencia: hay Estado de Derecho y nadie puede violar la ley y salir impune”.
El Gobierno ha desplegado en Ciudad Juárez a un millar de efectivos de seguridad, entre Guardia Nacional, Ejército y Policía Estatal y municipal, para tratar de dar con el paradero de los internos fugados. Así mismo se han levantado un centenar de filtros de seguridad en las estaciones de autobuses, el aeropuerto y los límites de esta ciudad fronteriza que cada día atraviesan miles de personas para cruzar a Estados Unidos. Mientras la búsqueda empieza a dar sus frutos, el fiscal general del Estado, Roberto Fierro, ha reconocido que existen problemas serios de corrupción en esta prisión estatal, la misma que visitó el papa Francisco en el año 2016, “lo evidente no lo podemos ocultar, se descubrió corrupción y vamos a encontrar a los responsables para llevarlos ante los tribunales”
Agencias