La cadena de fuegos que azota a España muestra la necesidad de una política preventiva que mejore la gestión forestal
NotMid 13/08/2025
EDITORIAL
Los múltiples incendios que asolan gran parte de España vuelven a poner de manifiesto la necesidad de encarar, con la determinación institucional adecuada, un desafío que pone en riesgo tanto al medio natural como a la actividad económica. No es admisible que en un país como el nuestro, tan expuesto a las altas temperaturas, cada año se repitan escenas que podrían mitigarse si de una vez se reforzaran tanto las plantillas encargadas de extinguir los fuegos como las labores preventivas. La política reactiva es insuficiente. La gravedad de esta amenaza exige una mayor planificación forestal y adaptación al cambio climático, y una apuesta decidida por el desarrollo rural. Y todo ello con una visión integral a largo plazo. Es un reto que interpela al conjunto de las administraciones públicas, en medio de un paisaje de llamas que resulta imposible deslindar del deterioro general de los servicios públicos como consecuencia de la falta de gestión de un Gobierno exangüe.
La cadena de incendios desatada durante los últimos días, que ya ha dejado un muerto y miles de evacuados, ha obligado a desplegar un millar de efectivos de la Unidad Militar de Emergencias. Los fuegos en Tres Cantos (Madrid), Las Médulas (León) o Tarifa (Cádiz) muestran que estamos ante una amenaza tanto para los entornos urbanos como rurales, y para los destinos turísticos. En la mayoría de los casos, no son desastres inevitables, sino el resultado de un cóctel nocivo: campos más secos, olas de calor y el creciente abandono de los montes como consecuencia de la despoblación y la falta de relevo en el sector agroganadero. Según la Fiscalía, solo un 7% de los incendios forestales son intencionados, lo que indica que el grueso de estos siniestros se debe a la desatención de los bosques. En un contexto en el que la superficie forestal ha aumentado un 7% durante los últimos 20 años, lo cierto es que la superficie calcinada ha ido disminuyendo año tras año. Sin embargo, las medidas normativas y operativas introducidas tras el trágico incendio de Guadalajara en 2005, en el que fallecieron 11 personas, no bastan para afrontar los fuegos denominados de sexta generación, que son más grandes, más rápidos y más explosivos. Por sí solos, los megaincendios son capaces de alterar las condiciones meteorológicas, lo que desborda los dispositivos de extinción.
La indignación ciudadana por los incendios ha escalado por la bronca política desencadenada y la respuesta de los dirigentes en vacaciones. Mientras el Gobierno renuncia a asumir la dirección de la emergencia -Interior se ha limitado a declarar la fase de Preemergencia, lo que no supone la intervención de organismos estatales-, Óscar Puente afeó en las redes sociales la gestión de algunos presidentes autonómicos del PP en un tono frívolo e insultante absolutamente impropio de un ministro.
Los exabruptos del ministro de Transportes no pueden tapar la inoperancia del Gobierno, una vez más, para liderar la respuesta ante una emergencia de efectos devastadores que ya afecta a seis comunidades autónomas.