El emblemático dirigente anticastrista había anunciado que aceptaba la salida del país a cambio de la libertad para proteger a su familia. “Nunca pensé tener que abandonar la isla”, declaró a su llegada a Miami.
NotMid 14/10/2025
IberoAmérica
“Es el mismo José Daniel Ferrer el que ha llegado a Miami, un león”, afirmó el congresista cubanoamericano Mario Díaz-Balart tras su primer encuentro con el líder opositor cubano. La imagen del coordinador general de la Unión Patriótica de Cuba (Unpacu) y presidente del Consejo para la Transición Democrática (CTDC), José Daniel Ferrer, llegando a la libertad junto a su esposa y tres hijas, dio la vuelta al mundo tras ser deportado a EE. UU. por la dictadura cubana.
Ferrer fue excarcelado de la prisión de Mar Verde y conducido directamente al aeropuerto con un fuerte despliegue de la Seguridad del Estado. Su salida se concretó gracias a una misión del Departamento de Estado, cuyos enviados a la isla tenían la misión de llevarse al disidente “al precio que fuera”.
La Lucha Continúa desde el Exilio
A su llegada a Miami, en la sede de la Fundación Nacional Cubano Americana, Ferrer fue enfático: «La lucha yo la voy a continuar, pero no la voy a continuar solo, tengo que trabajar con todo el exilio». El líder opositor, que nunca pensó tener que abandonar la isla, lamentó que el régimen haya llegado a 2025 y reafirmó su compromiso: “Mi intención es que podamos regresar a Cuba lo antes posible”.
El congresista Carlos Giménez confirmó que Ferrer «Ha llegado con espíritu fuerte y dispuesto a seguir en la lucha». Por su parte, el senador Marco Rubio emitió un comunicado destacando que «el liderazgo de Ferrer y su incansable defensa del pueblo cubano fueron una amenaza para el régimen, que lo encarceló y torturó repetidamente».
La Victoria Moral ante la Tiranía
Una de las primeras conclusiones de su exilio es que el gobierno cubano no logró quebrantar su voluntad. La dictadura aseguró que la salida se produjo «tras una solicitud formal del Gobierno de EEUU y la aceptación expresa de Ferrer, en el marco de las formalidades de aplicación y cumplimiento de la ley».
En la decisión de Ferrer, apoyada por la disidencia interna y el exilio, pesaron las amenazas y los malos tratos constantes que sufría su familia, así como el desmantelamiento de la Unpacu, que ofrecía ayuda social en el oriente de la isla. También influyó su frustración ante el “sectarismo y la falta de efectividad” de la oposición.
En su carta de despedida, Ferrer resumió los años de represión: “He sido sometido a brutales golpizas, torturas, humillaciones, amenazas de muerte. Y otros tratos crueles, inhumanos y degradantes por esbirros y otros instrumentos de la peor dictadura que ha conocido el continente americano.”
El Navalni Cubano
El ensañamiento del régimen castrista contra Ferrer, uno de los interlocutores de Barack Obama en 2016, no es nuevo. Ya en la Primavera Negra de 2003, Fidel Castro le ofreció salir del país para evitar el fusilamiento, una propuesta que Ferrer rechazó, pagando con ocho años de cárcel.
La dictadura le consideraba el “Navalni cubano” y aplicó contra él todo tipo de castigos, incluidos envenenamientos y ataques sónicos. A pesar de haber sido liberado a principios de año gracias a acuerdos con el Vaticano y la administración Joe Biden, La Habana decidió encarcelarle de nuevo tres meses después, dado que su acción social y política “molestaba demasiado”.
“Que no se confundan sus verdugos: este exilio va a ser corto”, advirtió Rosa María Payá, de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Amnistía Internacional (AI) subrayó que “Su situación no es un hecho aislado”, sino parte de una estrategia para “silenciar a quienes disienten, encarcelarles bajo circunstancias extremas y expulsarles por pedir justicia”. En la actualidad, el gobierno cubano mantiene en prisión a 1.185 presos políticos, una cifra superior a la de Venezuela.
Agencias
