NotMid 20/06/2025
OPINIÓN
ANTONIO LUCAS
Ahora sabemos, porque lo sabemos, que la corrupción es un estado del alma que habita por igual en los partidos de izquierdas y de derechas, en los despachos de las grandes constructoras, en los usuarios de la prostitución, en los cargos públicos. Desde que llegó la democracia hemos saltado de liana en liana, como Tarzán, de un caso a otro. Filesa e Ibercorp (tiempos recios de Felipe González). Los Eres de Andalucía. Los Papeles de Bárcenas, Kitchen y Gürtel (días podridos en el tiempo de M. Rajoy). Sin olvidar que a Esperanza Aguirre, en el bendito Madrid, le encalomaron consejeros a granel, untados todos. La política española ejercida por los dos grandes partidos monumentales es un manual de corrupción obsesiva. Nocturnidad, cutrez y alevosía que ha vuelto a estallar.
El tinglado de Ábalos, el machaca Koldo y Santos Cerdán devuelve al PSOE a sus viejas manías de no parecerse a lo que dice que es. La legislatura está muerta por obra y gracia de tres mataos de fango trilero, locos hoy en una huida hacia delante sin meta ni horizonte. Dio vergüenza escuchar el miércoles en el Congreso de los Diputados a sus líderes (a los de estos y a los de aquellos) volcándose saquitos de estiércol de bancada a bancada. Cada vez es más largo el índice onomástico de los condenados y los futuros condenados (presuntamente) por saqueo. Y además ocupan demasiado tiempo en nuestro tiempo, generan un gasto público tremendo, rompen sueños, invalidan esperanzas, crispan, histerizan, malean la calle. No sólo es la manera chusca en que ahora dos ex secretarios de organización del PSOE han hecho saltar por los aires el partido, y detrás va el Gobierno, sino la ventaja que dispensan a la canoa más tumefacta de la política patria (pienso en Vox).
Difícil será que Pedro Sánchez agote la legislatura. Los socios de Gobierno irán retirándose según cumplan con su programa de beneficios por extorsión (principalmente Junts). Nadie cree ya que la feria de mordidas destapada por la UCO sea labor de tres. De mierda hasta el cuello habrá más. Por lo que sea, en este país no se acierta más de cinco o seis años a organizar bien la democracia. Pasado ese tiempo todo vuelve al tic natural de nuestra política Premium: la corrupción. La mayoría, porque ya es mayoría, no se queja de la delincuencia sino del caos. Quiero decir, de las maneras de la izquierda al reorientar la corrupción que combatía de la derecha. Y viceversa. Ya ves qué futuro tiene este glorioso circo, tan vulgar.