El organismo enfrenta presión inédita tras revelarse que China y Rusia buscan desplegar uno propio antes de 2030
NotMid 05/08/2025
Ciencia y Tecnología
Una directiva interna de la NASA, revelada por el administrador interino Sean Duffy, ha puesto de manifiesto la urgencia de una nueva carrera espacial. El objetivo principal es la instalación de un reactor nuclear en la Luna, un paso que no solo busca impulsar la exploración, sino que también tiene profundas implicaciones geopolíticas. La advertencia es clara: el país que lo logre primero podría declarar una zona de exclusión, lo que complicaría las misiones de sus rivales.
¿Por Qué la Urgencia?
La presión sobre la NASA se intensificó tras los anuncios de China y Rusia de que planean desplegar un reactor nuclear en la Luna para mediados de la década de 2030, con el fin de alimentar una base lunar conjunta. En respuesta, la administración de Donald Trump ha ordenado a la NASA acelerar sus planes para adelantarse a sus competidores.
La directiva de Duffy exige que la agencia esté lista para enviar un reactor nuclear a la Luna para finales de 2029. El objetivo es desarrollar un sistema de Fission Surface Power capaz de generar al menos 100 kilovatios de electricidad, suficiente para alimentar unas 80 viviendas estadounidenses. Aunque esta cifra es modesta en comparación con los reactores terrestres, representa un salto tecnológico crucial para las operaciones lunares.
Desafíos y Contexto Político
A pesar de la urgencia, el proyecto enfrenta varios desafíos:
- Tecnología sin licencia: Hasta la fecha, ningún microreactor en Estados Unidos ha sido construido ni ha recibido la licencia de la Comisión Reguladora Nuclear. La administración Trump ha emitido órdenes ejecutivas para agilizar este proceso.
- Requisitos técnicos: El despliegue del reactor requerirá un módulo de aterrizaje pesado, con una capacidad de carga de 15 toneladas métricas, para transportar tanto el reactor como los sistemas de soporte vital y protección.
- Presupuesto y liderazgo: La NASA enfrenta recortes presupuestarios propuestos por la administración y actualmente no tiene un administrador confirmado por el Senado, lo que complica la gestión y ejecución de un proyecto de esta magnitud.
En definitiva, la carrera por instalar el primer reactor nuclear en la Luna se ha convertido en un asunto de seguridad nacional y liderazgo tecnológico. La directiva de Duffy deja claro que la ventana de oportunidad es limitada y que la competencia con China y Rusia está en el centro de la estrategia espacial de Estados Unidos.