Hay quien señala que la izquierda ha hecho en Valencia lo mismo que en el 11-M: odiar e invertir ese odio en un proyecto político
NotMid 03/11/2025
OPINIÓN
FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
Si la representante del partido de la ETA, agasajada por un gremio periodístico que olvida el asesinato de José Luis López de la Calle, le dicta a Sánchez en las Cortes cómo combatir el franquismo, el fascismo y los encapuchados, y el presidente no le mira la cara -en ella capucha-, sino que le dice, con esa voz de dulce de membrillo que reserva a sus acreedores, que le tiene preparada una bonita lista de piedras troceables, era cuestión de tiempo que la nueva ETA apaleara a algún periodista. El elegido, porque fueron a por él, fue José Ismael Martínez, de El Español, y en Pamplona, donde los nuevos etarras han querido presentarse en sociedad. No hay que perderse en escisiones, duros y blandos. En la ETA mandan los de siempre y harán lo de siempre: imponer su dictadura en la calle, que cualquier día refrendarán en las urnas. Un poder totalitario va más allá del voto y marca la agenda informativa: De la manada musulmana, ni palabra. Vito Quiles y franquismo a granel. ¿Cómo va a condenar Sánchez los ataques a la prensa que está horneando Bolaños?
Por supuesto, el partido de la ETA no condena una agresión de los suyos, y las lobarras o grupies de Podemos la jalean. Iglesias se ofrece a «reventar» a los medios y jueces que molesten a Sánchez, y es el que decía emocionarse al ver patear a un policía en el suelo. Cuando tuvo la policía de servicio doméstico, la trataría con educado rigor, pero, como Errejón, firmaría ACAB, All Cops Are Bastards. Son los anticapis, luego antifas, de Seattle y Génova, que tras caer el Muro tomaron, con el Cartel de Puebla, el relevo de la Komintern. Iglesias decía, como Putin, que la caída de la URSS es la mayor catástrofe del siglo XX. En Ucrania no lo valoran así. Pero aquí la izquierda de ZP, Iglesias y Sánchez se apunta a la violencia.
Decía ayer Arcadi que, en el acto por las víctimas de la Dana, sólo había odio. Y no a los responsables de los muertos, que no son ni pudieron ser los del PP -más culpa tendría el Gobierno-, sino a la gente de derechas, y no por lo que hayan hecho, sino porque no son como ellos. Cuando se trata de destruir al otro, que no haya hecho nada es aún mejor. Otros señalan que la izquierda ha hecho en Valencia lo mismo que en el 11M: Odiar e invertir ese odio en un proyecto político: una dictadura sin alternativa. Pues en eso han estado y están la ETA, el golpismo catalán, los comunistas y, al frente, el Gobierno y sus papagayos. Del Comando Madrid al Comando Sánchez.
