NotMid 16/12/2025
MUNDO
La Administración del presidente estadounidense, Donald Trump, sigue buscando con ahínco un acuerdo de paz que le permita anotarse una victoria diplomática histórica. Para ello, ha espoleado a sus negociadores, Steve Witkoff y Jared Kushner, para que consigan en Berlín un compromiso de Ucrania.
Varios líderes internacionales, como el finlandés Stubb, el turco Erdogan y hasta el húngaro Orban, aseguran que “la paz está más cerca que nunca”. Sin embargo, el equipo presidencial tiene ante sí tres grandes escollos que superar, y al menos uno de ellos parece insalvable. Mientras tanto, el embajador ruso en el Reino Unido, Andrey Kelin, ha asegurado que “no se trata de ningún texto de paz con Ucrania, solo es su rendición”.
A pesar de las profundas diferencias, existen puntos donde hay un principio de acuerdo (alrededor del 80% del texto), como la celebración de elecciones en Ucrania. El propio Volodímir Zelenski ya ha pedido a su equipo que estudie un cambio en la ley marcial para que puedan llevarse a cabo, pero en los aspectos fundamentales, las posturas siguen en las antípodas.
Los Tres Bloqueos Fundamentales
Los intentos de la Administración Trump por forzar un pacto rápido se estrellan contra las exigencias maximalistas del Kremlin y las líneas rojas irrenunciables de Kiev.
1. La Innegociable Rendición del Donbás
La principal exigencia y fundamental de Vladimir Putin es la entrega total de la región de Donetsk a Rusia. Este es el único punto que le permitiría alcanzar algo que pueda presentar como una “victoria” ante su población, algo que no ha conseguido militarmente desde la invasión de 2022.
Para Volodímir Zelenski, en cambio, esta es una línea roja que no quiere traspasar y que tendría consecuencias muy negativas para su futuro político: una encuesta reciente en Ucrania afirma que el 75% de la población rechaza retirarse del Donbás. Ante la presión de negociadores como Witkoff en Berlín, Zelenski ha mantenido su negativa.
EE. UU., alineado en este esfuerzo diplomático con una visión pragmática, maneja una idea alternativa más presentable, como es la declaración de toda esa zona como un “área desmilitarizada” sin tropas rusas ni ucranianas. Aunque Ucrania podría admitir ese modelo, solo lo haría si la seguridad quedara en manos de una misión de ejércitos extranjeros.
Sin embargo, el negociador ruso Kiril Dimitriev aseguró que Rusia solo la aceptaría si patrullaban la zona policía rusa y la Guardia Nacional rusa (Rosgvardia), un cuerpo militar que reporta directamente a Vladimir Putin, algo que, de nuevo, Ucrania no aceptaría. Bruselas y Kiev, por su parte, proponen un texto alternativo que congelaría la guerra en la actual línea del frente, una opción que Rusia está dispuesta a rechazar.
2. La Garantía de Seguridad: OTAN o Nada
El segundo gran problema es la seguridad del día después de la guerra. Rusia desea una paz precaria que aleje a Occidente de Ucrania y veta cualquier despliegue extranjero para protegerla en su propio territorio como garantía de seguridad, lo que le permitiría retomar la invasión en un plazo corto de tiempo.
Para Ucrania, la mejor manera de evitar un futuro ataque es ingresar en la OTAN. Desde que la alianza se creó, la URSS y después Rusia han invadido o intervenido en cinco países no miembros. En ningún caso estos conflictos se dirigieron contra un socio de la OTAN, y eso lo sabe Zelenski.
Pero la membresía atlántica también es una línea roja para el Kremlin. Por ello, Kiev reclama un acuerdo vinculante de seguridad, semejante al Artículo 5 de la OTAN (un ataque a uno de los miembros se considera un ataque a todos). Un acuerdo de este tipo depende de lo que EE. UU. y Europa estén dispuestos a movilizar y de que Moscú lo acepte, y hasta ahora ha rechazado cualquier despliegue extranjero.
Cabe recordar que la independencia y soberanía de Ucrania quedaron supuestamente blindadas por EE. UU. y Rusia en el memorándum de Budapest en 1994, por lo que cualquier acuerdo de paz actual no deja de ser una concesión territorial de uno de esos “garantes de la paz” al otro.
3. El Control de los Activos Rusos Congelados
El tercer escollo es económico. El acuerdo de paz que la Administración Trump busca aprobar le daría a Washington el control sobre los activos rusos congelados. Sin embargo, Europa no quiere que EE. UU. acabe beneficiándose en solitario de ese dinero y aclara que el destino de esos fondos se decidirá en Bruselas.
Mientras que el acuerdo Rusia-EE. UU. incluiría nuevos contratos y explotación de materias primas por parte de las empresas de Trump y sus allegados (como ya reveló The Wall Street Journal), los planes de Europa son otros: que Ucrania sea reconstruida con ese dinero y que entre en la Unión Europea en 2027. Parece difícil que el negocio de unos pase por encima de la estrategia de los otros.
Lo mismo sucede con los crímenes de guerra. El Tribunal Penal Internacional declaró ayer, de boca de sus portavoces, que no hay acuerdo de paz que borre los actuales cargos contra Vladimir Putin y su situación de busca y captura.
El panorama expone que el deseo de la Administración Trump de alcanzar un acuerdo choca con una realidad en la que los actores clave –Rusia, Ucrania y Europa– tienen exigencias y líneas rojas que hacen el pacto virtualmente inviable en el corto plazo.
Agencias
