El Gobierno reacciona tarde ante los incendios y elude liderar su gestión, pese al alcance nacional de la emergencia. Las comunidades del PP, si este partido quiere erigirse como alternativa, no pueden caer en la polarización de Sánchez
NotMid 20/08/2025
EDITORIAL
La batalla política desencadenada como consecuencia de los incendios enerva el descontento social alrededor de un Estado que la ciudadanía percibe como ausente e incapaz de hacer frente a emergencias, ya sean naturales, sanitarias o energéticas. España arrastra una cultura arraigada de enfrentamiento en su clase política, incluso en momento de especial convulsión. Pero la orientación abiertamente polarizadora de Pedro Sánchez multiplica un choque que el PP tiene la obligación de eludir si quiere erigirse en alternativa. La disputa partidista, alejada de las labores conjuntas de los dispositivos movilizados, no hace más que atizar la antipolítica justo cuando más necesario es anteponer el interés general.
Según el sistema de vigilancia satelital Copernicus, las llamas han arrasado 375.000 hectáreas con la mitad de fuegos que en 2022. Ante una tragedia de este calibre, resulta inaceptable que el Ejecutivo haya optado otra vez por inhibirse para hacer recaer el desgaste de la gestión en los ejecutivos autonómicos. Sánchez finalizó ayer, diez días después de que se desatara la crisis, sus visitas a los principales focos de las llamas. No es admisible la tardanza del presidente en reaccionar, como tampoco lo es el oportunismo de escudarse en el cambio climático para proponer un Pacto de Estado al PP. Esta finta busca desviar la atención respecto a la falta de una respuesta política adecuada.
Tal como publicamos hoy, el Centro Nacional de Seguimiento y Coordinación de Emergencias esperó hasta el pasado viernes para enviar un correo electrónico en el que solicitaba al 112 de cada comunidad la disponibilidad de medios aéreos para ser ofrecidos a las regiones más golpeadas por las llamas. Esto significa que Interior empezó a recabar datos sobre los efectivos a su alcance cinco días después de activar el mecanismo europeo. A ello se añade que el Sistema Nacional de Protección Civil, tal como ha señalado el PP, no se renueva desde hace cinco años, mientras CCOO ha denunciado la carencia de un sistema estatal integrado de emergencias. En todo caso, conforme a la Constitución y a la legislación en materia de Protección Civil, el Ejecutivo tiene la facultad de liderar la respuesta de las administraciones en una crisis de alcance nacional. La responsabilidad del Estado es primaria, no subsidiaria. Y su intervención no debería emanar solo de las previsiones legales, sino de una implicación natural para infundir confianza en una hora grave.
Ante la falta de voluntad del Gobierno para ejercer su liderazgo, las comunidades gobernadas por los populares no pueden deslizarse por la tóxica tendencia a la crispación que interesa al presidente. Si el PP quiere ser percibido como un partido de Estado, capaz de asumir sus responsabilidades -justo lo que evita hacer el Gobierno-, tiene que soslayar cualquier tipo de enfrentamiento que orille lo mollar, que es apagar los fuegos y reactivar las zonas calcinadas. Ante el impacto de los incendios, la prioridad es ofrecer una respuesta eficaz, transmitiendo certidumbre y concitando unidad. Desviarse de este fin no hace más que alimentar la estrategia de Sánchez.