Aunque con efectos limitados y supeditada a los Estados, la sanción comercial europea es un gesto políticamente relevante
NotMid 18/09/2025
EDITORIAL
La gravedad de la situación en Gaza como consecuencia de la indefendible masacre ordenada por el Gobierno israelí ha forzado a la UE a virar su posición en este asunto tras meses de ambiguo tacticismo. Aunque con efectos económicos limitados, la sanción comercial que ayer activó la Comisión Europea supone un gesto de notable relevancia política, máxime teniendo en cuenta la necesidad que tiene Europa de hacer valer su voz. La medida de presión a Benjamin Netanyahu llega cuando la situación en la Franja es ya crítica y su aprobación queda al albur de los Estados. Sin embargo, es un cambio en el que cristaliza el giro comunitario respecto a Israel que ya avanzó Ursula von der Leyen en su reciente discurso del estado de la Unión. La sensibilización de la opinión pública ante la violación de los derechos humanos en Gaza hacía inviable no endurecer la posición europea.
El paquete de actuaciones propuesto por la Comisión presenta tres partes. Además de suspender 14 millones de euros en ayudas directas a Israel, incluye la sanción a dos ministros israelíes, una iniciativa que es difícil que salga adelante porque requiere de la unanimidad de los Veintisiete. En todo caso, lo mollar de la maniobra de la UE, principal socio comercial de Israel, estriba en el ámbito arancelario. Bruselas quiere elevar los aranceles sobre el 37% de las exportaciones israelíes, lo que equivale a 227 millones de euros más al año. Es una cantidad exigua dado que las importaciones desde Israel a la UE suman 15.900 millones. Además, su aprobación exige el refrendo de una mayoría cualificada de los Estados: el 55% de los países que representen, al menos, el 65% de la población de la UE. Pese a ello, la limitación del impacto comercial de esta medida -aunque no ha evitado la airada reacción de Tel Aviv- pretende allanar el camino para su aceptación entre los Veintisiete, especialmente, por parte de Alemania, un país clave por evidentes razones históricas y por el peso político del canciller Friedrich Merz.
La relevancia política del movimiento de la UE respecto a Netanyahu no es óbice para constatar la dificultad que entraña adoptar medidas coercitivas ante un país que lleva décadas actuando como un socio geopolítico clave para el bloque comunitario. En este contexto hay que enmarcar el aplazamiento por parte del Gobierno de España del embargo de armas anunciado de forma solemne por Pedro Sánchez. Desde Sumar insinúan que el retraso obedece a las reticencias de Defensa. Ciertamente, el veto a Israel promovido por el presidente compromete al Ejecutivo en el retraso de armamento, en las dificultades para el adiestramiento y en la labor de los servicios de inteligencia.
La masacre en Gaza genera en España un amplio rechazo al que Felipe VI ha puesto voz desde Egipto, al calificar de «insoportable» la crisis humanitaria en la Franja. Pero es la estrategia partidista de Sánchez, al intentar instrumentalizar este sentimiento transversal, lo que frustra el consenso en un asunto sobre el que, en principio, PSOE y PP coinciden. Los pasos auspiciados por el presidente, incluida la renuncia de RTVE a Eurovisión -decisión que Kaja Kallas, jefa de la diplomacia europea, calificó de «errónea» porque «castiga al pueblo israelí»-, irradian una inequívoca voluntad electoralista. Este oportunismo, ya de por sí improcedente, lo es aún más si daña la gestión de una cuestión de Estado como la defensa nacional.
