El silencio del Gobierno ante el Nobel delata la trama del PSOE y Zapatero con la narcodictadura venezolana
NotMid 13/10/2025
OPINIÓN
MAITE RICO
La aversión que han suscitado en el Gobierno y sus socios dos magníficas noticias, el acuerdo entre Israel y Hamas y el Nobel de la Paz a María Corina Machado, da la medida exacta de su infame catadura.
Pedro Sánchez tuvo que poner sonrisa de circunstancias con la primera, para ocultar la decepción ante el pinchazo de su estratagema palestina, después de haber pringado de antisemitismo la política exterior española. Albares, inasequible al sentido del ridículo, salió al quite y destacó el papel “clave” de España en un acuerdo que ni se habían olido.
Lo más significativo, con todo, ha sido el silencio ante el reconocimiento a María Corina Machado. Una mujer que se juega la vida en su lucha por la democracia en Venezuela. Que ha sufrido palizas y cárcel. Que, frente a todo, logró que los ciudadanos, armados sólo con su voto, vencieran el miedo y derrotaran en las urnas al régimen inicuo que ha destruido el país, en una gesta cívica inédita y conmovedora.
No es cuestión de ideología, sino de humanidad. No puede haber un premio más merecido. Mujer, pacifista, valiente, resiste en la clandestinidad la brutal persecución de Maduro. Pero Sánchez calla. Habló Margarita Robles, como recién salida de misa, para decir que el día que se anuncia el galardón no es el momento de comentarlo. Al contrario que Machado, Robles no es valiente. Con sus compañeros, se desdibuja en una deplorable soldadesca zombi al servicio de un sujeto que lleva la inmoralidad por bandera.
García Page, en cambio, ha aplaudido el Nobel, en línea con la izquierda democrática mundial. Sánchez no juega en esa liga desde hace tiempo, pero podría haber cumplido con el trámite con un simple tuit. Que no lo haga es un indicio sombrío de la trama que ata al PSOE y a Zapatero con la narcodictadura venezolana. De las fragatas de Bono y los sobornos del embajador Morodo a Plus Ultra, Delcy y sus maletas o el tráfico de hidrocarburos. Todo saldrá, tarde o temprano.
Otro silencio llamativo ha sido el de Felipe VI. Cabe suponer que el Gobierno le ha impedido cualquier manifestación y el Rey cumple rigurosamente la ley. Lo que no tiene sentido es que la Casa Real lo justifique diciendo que solo se felicita a los premiados españoles, cuando lo hizo con el colombiano Juan Manuel Santos y el estadounidense Obama. Sobran los paños calientes.