El macroproyecto de asentamientos hace inviable un Estado palestino al partir la continuidad del territorio en Cisjordania
NotMid 21/08/2025
EDITORIAL
El Gobierno israelí asestó ayer otro golpe letal contra la solución de los dos Estados al aprobar un macroproyecto de colonias que hace inviable el futuro Estado palestino al partir la continuidad del territorio. Un paso más en la escalada de hechos consumados con la que Benjamin Netanyahu ha redoblado el órdago a la comunidad internacional y que se añade a los preparativos para lanzar el asalto a la ciudad de Gaza, para el que ha llamado a filas a 60.000 reservistas. La operación cuenta con el rechazo del propio ejército -que teme que ponga en peligro la vida de los rehenes israelíes aún en manos de los terroristas de Hamas- y de buena parte de la sociedad israelí, que este fin de semana protagonizó una gran protesta para reclamar el fin de la guerra.
El abierto desafío a las leyes internacionales en el que se ha embarcado el Ejecutivo israelí -envalentonado por la llegada de su aliado Donald Trump a la Casa Blanca- quedó claro en las palabras del ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich, que ayer se vanagloriaba de la construcción de 3.400 viviendas judías para poner fin al «engaño» de la solución de dos Estados. Un plan de paz avalado por la ONU que contempla un Estado palestino constituido por tres partes: Cisjordania, Jerusalén Este y la Franja de Gaza. Por si quedaran dudas advirtió de que «cada asentamiento, cada barrio y cada vivienda son otro clavo en el ataúd de esta peligrosa idea», en referencia al reconocimiento del Estado palestino al que en septiembre se sumarán Francia, Reino Unido, Canadá y Australia.
La tibieza de la comunidad internacional, que hasta ahora se ha limitado a condenar la desproporción de la ofensiva de Gaza, que comenzó siendo una respuesta militar legítima al salvaje ataque terrorista del 7-J y se ha convertido en una escalada contra los civiles que ha desembocado en tragedia humanitaria, ha dado alas a Netanyahu, más preocupado de asegurar su supervivencia política que de parar la guerra. Nuestro enviado especial a Jordania, Javier Espinosa, ha constatado la hambruna que el primer ministro niega y que se ha convertido en el principal azote de los palestinos evacuados de Gaza: los que han sido trasladados al país vecino sufren malnutrición, algunos con consecuencias irreversibles.
Israel tiene derecho a proteger su seguridad, pero esa seguridad será frágil si se niega a los palestinos un horizonte de soberanía y si se trata de imponer a costa de los valores democráticos del país.
Las condenas retóricas resultan insuficientes a falta de medidas de presión más serias. Es necesario redoblar los esfuerzos diplomáticos para un alto el fuego que detenga la catástrofe en la Franja, sobre la que se cierne un asalto a la ciudad de Gaza que tendrá un enorme coste en vidas palestinas y que amenaza con poner en riesgo las de los israelíes secuestrados. Pero también es precisa una actuación más contundente de la comunidad internacional que no se quede en meras palabras.