NotMid 06/02/2023
OPINIÓN
China ha vuelto a probar la fragilidad de su compromiso con la estabilidad mundial y su falta de fiabilidad como socio. El gigante asiático ha congelado el crucial deshielo con EEUU al lanzar un globo espía que ha sobrevolado territorio norteamericano durante cinco días. El momento no podía ser más inoportuno: justo cuando el jefe de la diplomacia de EEUU, Antony Blinken, se disponía a visitar Pekín para consolidar el acercamiento Biden-Xi.
Los esfuerzos diplomáticos han naufragado por culpa de la provocación china, que ha puesto en peligro a los habitantes de Carolina del Sur y reforzado al ala radical del Partido Republicano, contraria a una distensión entre Washington y Pekín imprescindible para la seguridad del mundo, que precisa de su mutua colaboración en ámbitos que van del cambio climático a la sanidad. Sobre todo tras una ola de Covid que ha golpeado duramente a Pekín. Parece, por tanto, que el hecho de dinamitar la cumbre no sólo es una irresponsabilidad, sino una torpeza del Gobierno chino, que necesita ahora paz para centrarse en su tocada economía.
La tensión puede incluso incrementarse en breve si finalmente se produce la visita a Taiwan que baraja el líder de la mayoría republicana en el Congreso, Kevin McCarthy. Un viaje que amenaza con disparar las hostilidades, como ocurrió con el de Nancy Pelosi.