Es muy revelador que el presidente de Castilla-La Mancha amplíe su mayoría en los días de su mayor choque con Sánchez
NotMid 31/05/2025
EDITORIAL
Hace tiempo que el PSOE no actúa como un partido que busca representar a la mayoría social española, sino solo sostenerse en el poder mediante una mayoría de bloqueo junto a fuerzas minoritarias que lo radicalizan. Sin embargo, la degradación política y moral que viene protagonizando el Gobierno de Pedro Sánchez acentúa cada vez más esa realidad. El PSOE sufre una constante fuga de votos en casi todas las comunidades autónomas, según constatan las encuestas fiables, y ni siquiera tiene la oportunidad de recuperar el poder en regiones que ha gobernado durante décadas, como Extremadura o Andalucía. Mientras, Emiliano García-Page, que representa un modelo antagónico de partido, acorde con los valores del consenso constitucional, sigue el camino contrario.
Según el sondeo que Sigma Dos ha realizado para EL MUNDO en Castilla-La Mancha, el único barón crítico que queda en el PSOE, tras la laminación de la discrepancia llevada a cabo por Sánchez, no solo no se ve arrastrado por el declive general, sino que lograría hoy una mayoría absoluta aún más amplia que hace dos años. El 47,1% de los castellanomanchegos (2,1 puntos más) votarían a Page, lo que supondría entre 17 y 18 diputados (ahora tiene 17) en una Cámara de 33 escaños. Pero lo más revelador es que este impulso electoral se registra en los días en que más ha agudizado sus críticas al Gobierno y a Ferraz.
Las fechas son, en efecto, importantes. La encuesta se realizó entre el 19 y el 29 de mayo. Esa primera semana fue cuando ELMUNDO publicó los whatsapps entre Sánchez y José Luis Ábalos que dieron cuenta de la intolerancia del presidente a la discrepancia interna («Que Page deje de tocar los cojones», le decía a Ábalos después de que el barón hubiera criticado el pacto presupuestario con Bildu). Personalmente aludido, Page subrayó que Sánchez y Ábalos eran «uña y carne». Y recordó que «lo que se produjo en el PSOE no fue una pelea» de poder entre Pedro Sánchez y Susana Díaz sino «un debate muy serio sobre los límites a los que podía llegar el partido con tal de gobernar», en referencia a los pactos con Junts, ERC y Bildu. Un debate, dijo, que llega hasta hoy.
En segundo lugar, los últimos días de la encuesta corresponden con las informaciones que han sacado a la luz las reuniones que la fontanera del PSOE Leire Díez ha venido manteniendo con diversos imputados para conseguir material contra dos fiscales y contra los agentes de la UCO que investigan los grandes casos de corrupción que afectan a la familia del presidente y al PSOE. En este contexto, el socialista castellanomanchego ha encabezado las críticas a Ferraz por no suspender de militancia a Díez ni atajar las «especulaciones sobre trabajos sucios o cloacas» dentro del partido.
Es sintomático, por tanto, que sea en pleno choque con Sánchez cuando Page obtiene estos resultados. Sobre todo por comparación, pues las encuestas que venimos publicando respecto a otras comunidades autónomas -especialmente aquellas en las que ha colocado a sus ministros como candidatos- solo dan malos resultados al PSOE: en Aragón, Pilar Alegría baja un 3,7%; en Andalucía, María Jesús Montero no aspira a alcanzar a Juanma Moreno; y en Madrid, Óscar López sigue a 29 puntos de Isabel Díaz Ayuso. Los dirigentes y militantes socialistas saben ya que resignarse a Sánchez es hacerlo a un estilo de poder y una idea de España que suscita un rechazo insuperable en estas regiones, pero el ejemplo de Page enseña que existe un camino alternativo para el PSOE.