El Gobierno instrumentaliza la guerra de Gaza para erosionar al PP ante un posible adelanto electoral
NotMid 20/09/2025
OPINIÓN
IÑAKI ELLAKURÍA
La instrumentalización de la guerra de Gaza por parte del Gobierno, con la consigna de meter el pañuelo palestino «hasta en la sopa» para controlar el debate público, tapar la corrupción y presionar a un PP que se acobarda cuando siente el aliento de la corrección política progre, ha convertido la compleja crisis de Oriente Medio en una trinchera local. Campo de batalla del sistema de polarización partidista donde lo que importa ya no son los hechos y la posibilidad de encontrar un mínimo consenso en el diagnóstico y en la solución -en este caso, parar de inmediato el sufrimiento de la población civil de Gaza con medidas que afecten a Netanyahu y Hamas-, sino la posibilidad de la destrucción del adversario ideológico y electoral.
La radicalización del discurso antiisraelí, con los voceros del sanchismo blanqueando argumentos del integrismo islamista, principalmente la inviabilidad política y moral de Israel como Estado, consagra a Sánchez como líder de «los oportunistas». De aquellos que -denuncia Kamel Daoud– representan una Gaza simbólica que no es la que sufre bajo las bombas israelíes y el histórico abandono de los países árabe. Una Gaza de flotilla de influencers, pijos postuniversitarios y populistas sin escrúpulos y que sirve como pretexto a diferentes agendas políticas: la de una de izquierda que busca justificar su existencia; y la de un islamismo que desde el 11-S trabaja para dividir a la sociedad occidental. El domingo miles de personas marchaban en Londres contra la inmigración musulmana, mientras en Madrid miles de personas boicoteaban en nombre de Palestina el final de la Vuelta. Dos Europas aparentemente opuestas, pero igual de confusas y asustadas.
A nadie en su sano juicio se le ocurre ir a acosar al propietario de un restaurante chino en Usera por el genocidio contra el pueblo uigur, o señalar las casas de los muchos rusos que viven en España por el genocidio del pueblo ucraniano. Tampoco expulsar a un grupo de niños turcos de un avión como represalia por la masacre del pueblo kurdo. Pero todo esto pasa en España com los judíos.
Un clima de persecución con patrocinio institucional, en el que el sufrimiento del pueblo palestino -del israelí ya ni hablamos- importa menos al sanchismo político y periodístico que el placer de poder acusar de genocida a Ayuso y Feijóo. Igual que llaman asesino al incompetente de Mazón por la Dana. Movimientos pre electorales de erosión al PP.
Así, mientras Occidente vira hacia posiciones liberal-conservadoras, España se convierte, con la kufiya sanchista, en la última reserva woke del izquierdismo radical.