NotMid 27/07/2025
EDITORIAL
Ni techo de gasto aprobado, ni objetivos de estabilidad remitidos al Consejo de Política Fiscal y Financiera. Acaba julio y el Gobierno parece estar abocando al país a un tercer año de prórroga de Presupuestos, con la ministra de Hacienda ocultando su responsabilidad -también en la financiación singular de Cataluña- y dedicada a vestir su candidatura a la Junta de Andalucía.
El motivo es conocido: la debilidad del Gobierno, al que apenas quedan cesiones con las que pagar las exigencias de sus socios. Como hemos explicado durante estos años, los Presupuestos prorrogados no responden a la coyuntura económica, multiplicarán la dificultad de actuar en materias clave -como vivienda- y no representan la voluntad política, pues fueron elaborados por otro Parlamento. La situación es excepcional: si sigue el bloqueo, no es descartable que la legislatura acabe sin haber aprobado ningunas Cuentas, hecho sin precedentes.
No estamos sólo ante una arquitectura presupuestaria desactualizada ni ante una anomalía democrática. Ambas son la consecuencia de una mutación de la política gubernamental que, ante la imposibilidad de gobernar, sustituye la gestión por la narrativa de que todo va bien, salvo por la oposición. No hay una hoja de ruta colectiva de futuro, porque sólo existe un interés: mantener al presidente Sánchez en el poder. Y para eso ya ha comprobado que no necesita Presupuestos.