En el mundo de la política exterior, la elección de compañeros de trinchera no depende de los principios sino del interés
NotMid 14/08/2023
OPINIÓN
FÉLIX OVEJERO
Algunos análisis de las relaciones internacionales parecen escritos por Disney: los buenos frente a los malos. Y no: en ese mundo, la elección de compañeros de trinchera no depende de los principios sino del interés. Lo sabemos, al menos, desde que Francisco I, rey de Francia y «primogénito de la Iglesia», se alió con Solimán el Magnífico contra el sacro imperio romano. O cuando el católico cardenal Richelieu, martillo de protestantes en su reino, amistó con los protestantes extranjeros contra los Habsburgo, paladines del catolicismo. Y así hasta ahora mismo. Fuera de las fronteras, los principios solo sirven para decorar.
Permítanme ilustrarlo con un ejemplo de nuestra transición, tantas veces idealizada retrospectivamente. Lo contó Otero Novas, ministro de UCD, en sus memorias.
Por entonces, nuestra democracia, temblando un día sí y el otro también, andaba necesitada de respaldos. Estados Unidos empujaba para el ingreso en la OTAN sin que Suárez mostrara entusiasmo. De pronto, le llega una información de los servicios secretos según la cual Estados Unidos apoyaba al MPAIAC, una suerte de ETA canaria liderada por Antonio Cubillo. Otero Novas interpretó el mensaje y se lo transmitió a Suárez: «Mira, presidente, yo no creo que nuestros servicios secretos, a día de hoy, tengan capacidad para descubrir secretos americanos. Creo que, más bien, los propios americanos pusieron su propio mensaje en su circuito. Esto significa que es como si el presidente de Estados Unidos hubiera enviado una carta: “O entran ustedes en la OTAN o les independizo las Canarias”.
Al poco, Suárez pidió a Marcelino Oreja, ministro de Exteriores, una declaración en favor del ingreso. Y todo fluyó: «El sábado siguiente, o al otro, muy rápidamente, me llama el embajador de España en Argel para informarme de que se ha acuchillado allí a Cubillo. El Gobierno argelino clausuró la emisión de Radio Canarias Libre y nunca supimos más del MPAIAC».
Ese era el apoyo de Estados Unidos a nuestra precaria democracia. Nada que sorprenda, si recuerdan el golpe de 2017. Los constitucionalistas mejor dispuestos escrutábamos como arúspices los posos del café de la Casablanca pendientes de un respaldo público. Hasta los silencios se entendían como apoyos, cuando -no nos engañemos- a los americanos les sobraban ocasiones para mojarse. Lo hacen cada día en mil sitios y deciden gobiernos. Por cierto, las voces en la UE tampoco atronaron. Salimos como pudimos.
Ese es el mundo de las relaciones internacionales y la primera obligación es no ignorar su crudeza, no confundir la palabrería decorativa con el ruido y la furia. Si se trata de entender la historia, solo importa lo segundo.