Para la izquierda ‘abertzale’, la ofensiva inhumana de Israel se presenta como una oportunidad para unir a sus bases y sacarlas a la calle contra el enemigo
NotMid 18/09/2025
OPINIÓN
LEYRE IGLESIAS
La polarización es socorrida: funciona para todo. Cuando el martes este periódico desveló que la Policía había identificado a varios condenados por altercados vinculados a la antigua kale borroka y a ETA en los disturbios que paralizaron la Vuelta a España en Madrid, algunos sospechosos habituales se lanzaron a asegurar que era un invento. El Ministerio del Interior lo niega y, como se sabe, los ministerios del Interior siempre dicen la verdad. La cuestión es que estos detalles agujerean el discurso del Gobierno, según el cual las protestas fueron una modélica y transversal explosión popular. Era El Pueblo, sin intermediarios, pacífico y desnudo.
Es evidente que muchos de los manifestantes, y la mayoría de quienes condenan -condenamos- la masacre indiscriminada de inocentes por parte de Israel, no es gente violenta. Pero la experiencia dice que movilizaciones tan efectivas no son fruto de la espontaneidad. ¿Las organizó una banda terrorista extinguida, como algunos pretenden caricaturizar? No, claro. Pero ¿quiénes en nuestro país tienen el doble máster en enfrentarse a las fuerzas de seguridad? Pues los movimientos extremistas, sean de derechas, de izquierdas y/o nacionalistas. Luego está también el componente humano: hay que ponerse en la piel de un condenado por terrorismo: pasar de la «lucha armada» a quedarse sentado en el sofá de casa viendo Netflix no debe de ser fácil.
En el País Vasco la causa palestina es una de las batallas políticas que históricamente canibalizó la izquierda abertzale. Ahora la ofensiva inhumana de Israel se le presenta como una oportunidad para unir a sus bases y sacarlas a la calle contra el enemigo. Este verano era curioso observar cómo en las txosnas de las fiestas de Bilbao las clásicas viñetas contra los políticos españoles -o contra los vascos malos- han sido sustituidas por proclamas contra Netanyahu y contra Trump. En el País Vasco, además, se está dando un fenómeno especial: los jóvenes disidentes de Sortu/Bildu -los hijos rebeldes de la élite de Batasuna que llaman burgués a Arnaldo Otegi- no solo están tomando la delantera a la izquierda abertzale oficial en áreas como la universidad, sino que se han coaligado con otros grupos de jóvenes comunistas de España bajo el paraguas de la llamada Coordinadora Juvenil Socialista, muy activa en la causa antiisraelí.
Cuando hay tumultos de cariz izquierdista, no es sorprendente que los grupos radicales organizados aparezcan. La novedad es que ahora el PSOE los acoja, al menos retóricamente, bajo su ala.
