Este objeto se destaca por ser uno de los emisores de neutrinos cósmicos más brillantes del cielo. Fueron necesarios 15 años de observaciones para lograr la imagen
NotMid 14/08/2025
Ciencia y Tecnología
El cosmos nos sorprende una vez más. Un equipo internacional de astrónomos ha resuelto un enigma de décadas al capturar una imagen sin precedentes de PKS 1424+240, un blázar que había desconcertado a la comunidad científica por su comportamiento paradójico. Este objeto, a miles de millones de años luz de distancia, es conocido por ser un poderoso emisor de rayos gamma y neutrinos cósmicos. Sin embargo, su chorro de radio parecía moverse a una velocidad sorprendentemente baja, desafiando las teorías que indican que solo los chorros más rápidos pueden generar emisiones tan intensas.
La clave para desentrañar este misterio residió en un monumental esfuerzo de 15 años utilizando el Very Long Baseline Array (VLBA), un sistema de diez radiotelescopios interconectados que se extienden por todo el planeta. Esta red permite una técnica conocida como interferometría de línea de base muy larga (VLBI), que combina las señales de los telescopios para lograr una resolución equivalente al diámetro de la Tierra. El resultado fue una imagen impresionante, que el autor principal del estudio, Yuri Kovalev, describió como un “campo magnético toroidal casi perfecto” con un chorro apuntando directamente hacia nosotros.

Los chorros de partículas de los blázares viajan casi a la velocidad de la luz y su orientación puede aumentar su brillo aparente (VLT)
La Ilusión Relativista que Desveló el Enigma
El misterio del movimiento lento del chorro se explicó por un fenómeno de la relatividad. El chorro de PKS 1424+240 no es lento en absoluto; de hecho, se mueve a una velocidad muy cercana a la de la luz. El problema es la orientación. Al estar alineado casi perfectamente con la Tierra, experimentamos una ilusión óptica donde el movimiento transversal del chorro parece reducido. Al mismo tiempo, esta misma alineación produce un fenómeno llamado refuerzo relativista, que amplifica su brillo aparente unas 30 veces o más. Es esta combinación de velocidad real y perspectiva la que explica por qué el blázar es tan brillante y, al mismo tiempo, parece comportarse de una manera que contradice la teoría.
Este hallazgo permitió a los astrónomos observar directamente la estructura interna del chorro, lo que reveló que su campo magnético probablemente tiene una forma helicoidal o toroidal. Esta configuración magnética es crucial, ya que ayuda a mantener la forma del chorro de plasma y a acelerar las partículas a energías extremas.

Observando el interior del cono del chorro de plasma del blazar PKS 1424+240 con un radiotelescopio del Very Long Baseline Array (NSF VLBA) de la National Science Foundation.
Los Blázares y la Astronomía Multimensajero
El estudio de PKS 1424+240 tiene profundas implicaciones para la astrofísica. Los blázares son un tipo de núcleo galáctico activo (AGN) impulsado por un agujero negro supermasivo. La materia que cae en el agujero no solo alimenta el disco de acreción, sino que también es expulsada en forma de chorros relativistas que emiten vastas cantidades de energía.
Lo más significativo de este descubrimiento es que confirma una conexión directa entre los chorros de agujeros negros supermasivos y los neutrinos cósmicos de alta energía. Estos neutrinos, partículas casi sin masa que apenas interactúan con la materia, son producidos cuando los protones son acelerados a velocidades extremas dentro del chorro. La detección de neutrinos provenientes de blázares, como la que ocurrió en 2017 con TXS 0506+056, ya había sido un hito, pero el análisis de PKS 1424+240 solidifica la teoría. Como señaló el director del MPIfR, Anton Zensus, “Hoy, nuestras observaciones la hacen realidad”.
Este logro subraya la importancia de la astronomía multimensajero, que combina observaciones de luz (rayos gamma, radio, etc.) con el estudio de partículas (neutrinos y rayos cósmicos) para obtener una visión más completa de los fenómenos extremos. El estudio de los blázares no solo nos ayuda a entender la física de los agujeros negros, sino también cómo estos gigantes cósmicos influyen en la evolución de las galaxias y la distribución de la materia en el universo.
Agencias