El primer año de Illa no ha tenido premio electoral, y la situación puede agravarse si no logra aprobar los Presupuestos
NotMid 23/09/2025
OPINIÓN
JOAQUIM COLL
La encuesta del domingo en La Vanguardia, un medio bastante afín a la agenda de Salvador Illa, dibuja un escenario devastador para la gobernabilidad de Cataluña. Por un lado, Junts sufriría un descalabro histórico, desplomándose de 35 a 21 diputados, en beneficio de Aliança Catalana, la formación islamófoba e hispanófoba de Sílvia Orriols, que multiplicaría su presencia de 2 a 19 escaños, empatada técnicamente con Vox, que subiría de 11 a 16 diputados. Por otro lado, el fiasco del PSC no es menor. Cuando lleva tan solo un año al frente de la Generalitat, perdería 6 escaños, pasando de 42 a 36, con lo que la mayoría de izquierdas (PSC, ERC y Comunes) se desmoronaría, lejos de la absoluta. Tampoco los partidos separatistas (Junts, ERC, AC y CUP) sumarían, al margen de que sus proyectos sean incompatibles. Por último, en una Cataluña que tiene la imagen de ser un baluarte del progresismo, resulta que el conjunto de las derechas (Junts, AC, Vox y PP) sumaría 69 diputados, aunque como bloque sea inviable por sus profundas diferencias.
Este seísmo, que otras encuestas anteriores también habían ido desvelando, refleja varias dinámicas. Ante todo, el revulsivo ultra en las filas separatistas, que canaliza a uno de cada cinco votantes de Junts en 2024, pero que también roba de ERC y hasta de la CUP. Por su parte, Vox crece entre los jóvenes y hasta los 54 años, a costa del PP y del electorado socialista en los barrios metropolitanos, en sintonía con las tendencias ultraderechistas europeas.
Junto a ello, el sondeo revela el fracaso de Illa. Pese a adaptar la retórica de los nacionalistas (el discurso del maltrato fiscal o las políticas monolingües en la escuela), con un Govern repleto de guiños a la sociovergencia y al pujolismo, el PSC no logra arañar ni un voto del soberanismo. Pierde terreno en todos los tramos de edad salvo entre los mayores de 54 años. Peor aún: sufre una fuga hacia la abstención, seguramente de constitucionalistas defraudados por un president que en lugar de combatir el nacionalismo, lo alimenta.
El primer año de Illa no ha tenido premio electoral, y la situación puede agravarse si no logra aprobar los Presupuestos. Asimismo, si la prometida financiación singular embarranca o defrauda las expectativas de ERC, podría alimentar el descontento y fortalecer a los ultras de Orriols, que acaban de recibir por parte del grupo Godó un regalo propagandístico impagable al ponerlos al frente del seísmo catalán.