La eurodiputada escribe sobre el devenir de las tensas reuniones que la Comisión de Igualdad de la Eurocámara mantuvo en España esta semana
NotMid 26/02/2023
OPINIÓN
SORAYA RODRÍGUEZ
«Espero que esta visita no sea una injerencia en las políticas del Gobierno de España y de este Parlamento». La primera en la frente. Palabras de Carmen Calvo durante la visita al Congreso de la delegación de Igualdad del Parlamento Europeo.
La tensión estuvo presente desde que llegamos. En todas las reuniones se apreciaba, pero muy especialmente con el Gobierno y el Congreso. Las eurodiputadas teníamos claro el objetivo -observar la legislación de igualdad y su aplicación, especialmente en la lucha contra la violencia que castiga a mujeres y niñas-, pero los intereses eran muy distintos, por decirlo suavemente: socialistas y Podemos querían la bendición del Europarlamento al Gobierno; el PP, lo contrario: desautorizar a La Moncloa.
En juego, una norma tan importante como polémica, denominada ley del solo sí es sí pero cuyo contenido trasciende mucho más allá del título, y que surge de la petición de la sociedad y de la mayoría de los partidos de dejar de denominar abuso a verdaderas agresiones sexuales ejecutadas por manadas o bajo sumisión química o a menores por parte de padres y familiares. Una ley que mejora las garantías y la protección de las víctimas, pero con resultados nefastos y alarmantes: la rebaja de penas y la excarcelación de presos condenados por agresiones sexuales, lo que ha causado gran impacto también en países de la Unión Europea y en la Eurocámara.
La información que recibimos del Gobierno no pudo ser más diferente.
En Justicia, la ministra Pilar Llop, con su equipo, entró tensa, pero acabó charlando, relajada, y compartiendo una foto amable con todas. Fue explícita, sin obviar nada. Asumió el error de la ley del solo sí es sí en la rebaja de las penas y subrayó el compromiso del Gobierno de reformarla cuanto antes. Contestó a todo con claridad, incluso con claridad extrema: nos dijo que su ministerio no había realizado ningún estudio previo de impacto de la Ley Trans en la legislación de igualdad.
En Igualdad las cosas no fueron… iguales. Empezamos no muy bien y acabamos peor. Sala muy grande, distancia enorme entre las mesas enfrentadas en las que nos sentamos, a lo Putin y Macron. Larga intervención inicial de la ministra Irene Montero. No reconoció ningún error de su ministerio en la ley del solo sí es sí.
Ante las preguntas, negó rebajas de penas y excarcelaciones. «¿De dónde sacan ustedes estos datos? ¿Se lo han preguntado a Justicia?». La sugerencia era clara: lo que dice la prensa es falso, el único ministerio con datos es Justicia y no los da porque está en contra de esta reforma. Un enroque en toda regla.
Reiteró que el único problema es la mala aplicación de la ley por parte de los jueces, influidos por estereotipos machistas y patriarcales, y únicos responsables de los efectos perversos de la rebaja de penas y de la excarcelación de los criminales. Eso provocó uno de los momentos más surrealistas que yo he vivido en una misión europea: Elzbieta Lukacijewska, presidenta de la delegación, sintió la necesidad de recordar a la ministra un principio básico del Estado de derecho: «Los jueces aplican las leyes de las que es responsable el poder legislativo».
La reunión con el Consejo General del Poder Judicial fue muy útil a este respecto. Obtuvimos un amplio dosier sobre la formación que reciben desde hace años jueces y magistrados en materia de igualdad y sobre el trabajo de los juzgados especializados en violencia de género.
Las conclusiones serán elaboradas en Bruselas. Para mí son claras: España es uno de los países más avanzados en igualdad; lo ha hecho con el consenso de todos, partidos y sociedad civil, y solo cuando esta unidad se ha quebrado, haciendo depender las políticas de las consignas de pancarta de un partido para leyes tan importantes como la lucha integral contra la violencia sexual, los efectos han sido tan dramáticos como divisivos.
Así se lo dije a las que lo tenían que escuchar: «Tenéis una buena ley; no intentéis convertir la reforma en una batalla política que está perdida. Cambiadla cuanto antes. Si no, las únicas que lo pagarán son las mujeres».
Soraya Rodríguez, eurodiputada del Parlamento Europeo en la delegación de Ciudadanos, forma parte de la Comisión de Derechos de la Mujer e Igualdad de Género de la Eurocámara