La Policía dispersó a los manifestantes con gases lacrimógenos, mientras decenas de miles de personas inundaron la Plaza de la Libertad de Tiflis en una nueva jornada de elecciones locales
NotMid 04/10/2025
MUNDO
Tiflis, Georgia – La democracia en Georgia pende de un hilo. Este sábado, el país caucásico se sumió en una jornada de alta tensión, combinando unas elecciones locales cruciales con una manifestación masiva de la oposición, que degeneró en enfrentamientos violentos frente al palacio presidencial. La policía antidisturbios dispersó con gases lacrimógenos a los manifestantes que intentaron irrumpir en el recinto, según reportes de AFP.
Decenas de miles de personas, convocadas por la oposición bajo el lema de “última oportunidad” para salvar la democracia, inundaron la Plaza de la Libertad de Tiflis. Los manifestantes acusan al partido gobernante, el populista y prorruso “Sueño Georgiano” (SG), de desmantelar las instituciones democráticas y revertir la orientación proeuropea del país.
El Desafío y la Reacción Policial
La manifestación, que los organizadores llamaron una “asamblea nacional” para forzar una transferencia pacífica del poder, se transformó en un pulso directo con las autoridades.
El activista Paata Burchuladze leyó una declaración ante la multitud que tildaba al gobierno de “ilegítimo” y anunciaba una transición de poder “al pueblo”. Posteriormente, la marcha se dirigió al palacio presidencial, donde el intento de entrada provocó la intervención policial.
El Ministerio del Interior justificó la represión al afirmar que la protesta “excedió las normas establecidas por la ley”. Por su parte, el primer ministro, Irakli Kobakhidze, había prometido una respuesta contundente a quienes, según él, buscaban la “revolución”, advirtiendo que “muchos podrían acabar entre rejas”.
La Profundización de la Crisis
Estas elecciones locales, normalmente de bajo perfil, han adquirido una relevancia nacional tras meses de escalada autoritaria bajo el control de Sueño Georgiano, el partido del multimillonario Bidzina Ivanishvili. Sus críticos señalan una tendencia preocupante que incluye:
- Represión y Encarcelamiento: Grupos de derechos humanos, incluida Amnistía Internacional, denuncian que las elecciones se llevan a cabo “en medio de graves represalias políticas”. Alrededor de 60 personas, entre ellas figuras clave de la oposición, periodistas y activistas, han sido encarceladas en el último año.
- Leyes Restrictivas: La introducción de leyes que restringen la sociedad civil y las redadas a medios independientes han generado alarma.
La manifestante Natela Gvakharia, de 77 años, resumió el sentir de la calle: “Estamos aquí para proteger nuestra democracia, que el Sueño Georgiano está destruyendo”.
La Voz de la Oposición Encarcelada
La protesta fue alimentada por el llamado del expresidente reformista Mijaíl Saakashvili, actualmente encarcelado, quien instó a sus simpatizantes a tomar la calle, describiendo la jornada como la “última oportunidad” para salvar la democracia.
“Hay momentos en que es necesario actuar aquí y ahora”, escribió Saakashvili, advirtiendo que la inacción conduciría a más arrestos, la imposición de la “desesperanza total” y el abandono final por parte de Occidente.
El Vínculo con Moscú y el Desafío a la UE
Desde la invasión rusa de Ucrania en 2022, los críticos afirman que Sueño Georgiano ha “girado hacia Moscú”, impulsando políticas de extrema derecha y adoptando medidas de control similares a las del Kremlin contra la prensa y las ONG.
Por su parte, Sueño Georgiano rechaza estas acusaciones, afirmando que está salvaguardando la “estabilidad” y acusando a un “estado profundo” occidental y a la oposición de querer arrastrar al país a la guerra en Ucrania. Este discurso, que polariza la política entre “paz” (SG) y “guerra” (Oposición), resuena en las zonas rurales.
La Unión Europea (UE) ha advertido de las graves consecuencias de esta deriva. El bloque ha sancionado a funcionarios del partido por la represión contra manifestantes y ha amenazado con suspender el derecho de viaje sin visado para los georgianos a menos que el gobierno mejore el Estado de derecho y proteja los derechos fundamentales, un recordatorio de la urgencia del momento para el futuro euroatlántico de Georgia.