La dama más eléctrica del soul fue puro frenesí carnal y espiritual
NotMid 26/05/2023
OPINIÓN
LUIS LAPUENTE
Quién le iba a decir a Anna Mae Bullock, Tina Turner, esa mujer salvaje con sangre cherokee en sus venas, que el reverendo Al Green le abriría las puertas del éxito mundial en 1984 con su Let’s Stay Together, cuando muchos la daban por amortizada. Ella, que había descendido a los infiernos de una vida sórdida y desgraciada con los Kings of Rhythm de Ike Turner mientras se agigantaba como la gran dama del soul, pura electricidad irresistible en directo, puro frenesí carnal y espiritual, garganta de lija y éxtasis libidinoso, la epifanía pentecostal del góspel sureño copulando con el aliento a garito de carretera de la orquesta de James Brown.
En 1960, A Fool In Love llegó al Top 2 en las listas de R&B de Billboard y extendió la fama del grupo de Ike Turner hasta los últimos mentideros de la música negra. Ike le puso a su protegida el nombre de Tina en recuerdo de una de sus heroínas televisivas favoritas, la reina de la selva Sheena, y colocó a su banda en un segundo plano artístico: a partir de entonces se llamarían Ike and Tina Turner Revue.
Olviden a Etta James, a Martha Reeves y las Vandellas, a cualquiera de las diosas del soul. Tina se las merendaba a todas, jugaba en otra división, una apisonadora solo igualada en sus momentos de gloria por Aretha Franklin. Mick Jagger se afanaba por imitar sus escorzos vocales, sus movimientos de cadera, sus trucos. ¡Ah!, pero es que no había trucos (ni tratos) en su manera de entender la música popular negra, enriquecida por la conspicua sabiduría artística del pérfido Ike.
Luego, Tina chaqueteó un poco y se hizo de oro con un tema de Mark Knopfler (Private Dancer), sin perder un ápice de su talento, de su ferocidad. Se limó las uñas y se vistió de etiqueta, pero no se cortó la melena: aun en sus años de purpurina, sabía que era la genuina reina de la selva.
Luis Lapuente es codirector del programa ‘Los Ultrasónicos’ de Radio 3 y autor de varios libros sobre música soul.