Feijóo plantea una alternativa transversal de centroreformista defendiendo los valores que identifican las siglas del PP
NotMid 07/07/2025
EDITORIAL
Alberto Núñez Feijóo selló ayer un contrato con los españoles. El líder de la oposición había anunciado que el XXI Congreso Nacional del PP serviría para afianzar su compromiso con la ciudadanía en un momento en que la confianza en los representantes políticos está quebrada ante el abandono de la moderación y por la corrupción económica, institucional y moral que cercan al Gobierno y al PSOE. En este instante de desafección, Feijóo presentó ayer a su PP como la alternativa de futuro para construir un país desde la convivencia, para la mayoría, defendiendo con empeño los valores que identifican las siglas del partido y con certezas sobre su estrategia de gobierno. En el acto de clausura, enarboló un mensaje que no dirigió sólo a sus militantes, sino del que emanaba una vocación transversal. Un discurso que, como hemos pedido en innumerables ocasiones desde estas páginas, asume las principales tesis del centro reformista español, con compromisos concretos y necesarios. Y una intervención que, de cumplirse, puede ser la base para galvanizar a la derecha y para cimentar un proyecto en el que caben todos los españoles.
De hecho, el leitmotiv conductor de su discurso es que un país que quiere prosperar no puede seguir en manos de las minorías que quieren destruirlo. España necesita un Gobierno de la mayoría frente a la tiranía de las minorías. Feijóo fue claro a la hora de referirse a la relación del PP con los partidos nacionalistas, uno de los elementos que más distorsiona la política de pactos de los populares, puesto que una moción de censura sin el apoyo de Junts o del PNV se hace imposible. «Fuera de la ley y de la Constitución, nada de nada», dijo Feijóo, «no voy a consentir más desafíos a nuestro país». Estableció así unos límites coherentes y en consonancia con los valores de nuestra democracia. Tampoco esquivó cómo plantea su entendimiento con Vox: gobernar en solitario no implica arrinconarlo. Es un razonamiento lógico: aplicar un cordón sanitario a Vox sería como decirle al centroderecha social que no tiene derecho a gobernar.
La defensa del Estado de Derecho, el respeto al pluralismo, el libre mercado, la cultura de la libertad individual, del esfuerzo o la normalidad política fueron los principios y valores que Feijóo expresó en el resto de su intervención. Y ante quienes le acusan de plantear una política destructiva exclusivamente antisanchista, esbozó medidas concretas con especial atención a los jóvenes frente a un sistema «que se ha desatendido de su futuro». El diagnóstico de la situación de España fue preciso. También los remedios: un plan de regeneración democrática, fiscal, de vivienda, un pacto del agua, inmigración regular, una ley de lenguas… En cuanto a la ejemplaridad, el líder del PP instó a los suyos a elevar el listón de exigencia, tarea todavía pendiente con Carlos Mazón.
Además de favorecer la vocación gestora del partido, Feijóo parece decidido a no repetir errores del pasado, cuando el PP abandonó determinados elementos ideológicos y emocionales que configuran su identidad. Su intervención aunó toda la historia del PP, y es notorio el legado de José María Aznar, tanto en lo que se refiere a la unidad y el ensanchamiento del partido, como en las bases reformistas.
Era, en fin, el momento de Feijóo. Sobre todo, por la contraposición ante un Comité Federal del PSOE en depresión. Y el líder del PP lo ha aprovechado para dotarse de un mensaje moral sin ambigüedades. Se ha mostrado sólido y comprometido, sin concesiones al populismo y respondiendo a las preguntas concretas que cualquier español se hace sobre su proyecto.
Este es el camino de la alternativa: desde la moderación y la centralidad, que no es otra cosa que defender con firmeza los intereses de todos.