La cumbre posee un gran impacto geopolítico: el plan de paz pasará por Europa y Ucrania tendrá voz
NotMid 03/03/2025
EDITORIAL
La quiebra de la historia que perpetró el viernes la Administración Trump, traicionando a Zelenski y a lo que EEUU representa como garante del orden democrático, exigía a Europa aprovechar el momento. No sólo por el simbolismo de exhibir ante el mundo que, convertido Trump en un árbitro parcial de la guerra, Europa respaldaba la lucha del pueblo ucraniano frente a la agresión de Putin. Sino para mostrar fortaleza pese a las diferencias que hay en su seno. Por eso, cabe celebrar que la cumbre de ayer en Londres pueda suponer un primer paso para cambiar, al fin, las palabras por los hechos. Reino Unido, 12 países de la UE, Canadá y Turquía se comprometieron a rearmar a Zelenski: «Botas en el terreno y aviones sobre Ucrania», dijo el premier británico, Keir Starmer, anfitrión de la reunión. Además, se estableció que el plan de paz tiene que pasar por Europa y que se seguirá avanzando en nuestra seguridad. Si los principales dirigentes comunitarios son coherentes con los valores del humanismo liberal que están obligados a salvaguardar, el fin de la guerra tiene que ir de la mano de mayores esfuerzos en defender nuestras fronteras y nuestro modo de vida.
A la cumbre asistieron líderes políticos de Europa -entre ellos Zelenski, Sánchez, Macron y Meloni, de gran relevancia por su relación con Trump-, Turquía, Canadá, de la UE y de la OTAN. Pese a la división de opiniones existentes en el continente y a que el plan tiene que ser refinado en una próxima cumbre, la resolución que hizo pública Starmer invita al optimismo. Hay cuatro puntos clave: mantener el flujo de ayuda militar a Ucrania y aumentar la presión económica sobre Rusia; que se debe garantizar la soberanía de Ucrania, y esta tiene que estar presente en cualquier conversación de paz; que, en caso de un acuerdo, Europa intentará disuadir una invasión futura; y que habrá una «coalición de voluntarios» para defender a Ucrania. Las primeras informaciones apuntan que en esta coalición estarán Ucrania, Reino Unido, Francia y al menos otros dos Estados. Starmer también ha anunciado que Londres invertirá 2.000 millones de dólares para 5.000 misiles de defensa aérea para Kiev, y el jueves, además, está previsto que la UE apruebe un paquete de ayuda de 20.000 millones de euros.
Lo ocurrido ayer tiene un gran impacto geopolítico: Ucrania, víctima de la invasión, tendrá voz en el proceso de paz pese a los intentos de Putin y Trump. Y a partir de lo que Europa establezca se negociará con Trump, convertido en una suerte de vocero de Rusia. Ayer, tras la demostración de unión en Londres, el presidente de EEUU abrió la puerta a renegociar sobre las tierras raras. Ciertamente, Europa no puede depositar su confianza en Trump, aunque líderes como Starmer o Mark Rutte muestren diplomacia a la hora de referirse a él y, sobre todo, a EEUU, pues la Alianza Atlántica tiene que seguir funcionando y sobrevivirle.
Como declaró ayer Ursula Von der Leyen al término de la cumbre, «necesitamos rearmar Europa urgentemente». Y eso pasa por apoyar a Ucrania, por supuesto, pero también, como apunta el analista Felipe Sahagún hoy en nuestras páginas del Primer plano, por acelerar la formación de un verdadero ejército europeo con unos mandos y una industria de defensa integrados y capaces de defendernos de Rusia y de cualquier otro adversario.