NotMid 21/11/2025
MUNDO
La guerra en Ucrania ha entrado en una fase decisiva y, quizás, final. Volodimir Zelensky ha recibido en las últimas horas dos documentos cruciales redactados en la Casa Blanca. Estos textos, a los que ha tenido acceso exclusivo este medio, plantean una encrucijada existencial para Kiev: ofrecen garantías de seguridad blindadas por Estados Unidos y Europa —cumpliendo una histórica demanda ucraniana—, pero exigen a cambio la capitulación ante las condiciones territoriales y políticas exigidas por Vladimir Putin.
El paquete diplomático es el resultado directo de la reciente cumbre en Alaska entre Donald Trump y Vladimir Putin, y de negociaciones secretas lideradas por Steve Witkoff, enviado especial de la administración republicana, y Kirill Dmitriev, asesor de confianza del Kremlin.
La moneda de cambio: “Artículo 5” sin membresía
El nudo gordiano de la negociación siempre fue la OTAN. Zelensky exigía el ingreso; Putin lo vetaba. La solución propuesta por Washington emula el modelo de defensa acordado con Arabia Saudita: aplicar el principio de defensa colectiva (el famoso Artículo 5) sin otorgar la membresía formal a la Alianza Atlántica.
El primer documento, un borrador de seguridad de tres párrafos, establece un compromiso inédito:
“Estados Unidos afirma que un ataque armado significativo, deliberado y sostenido por parte de la Federación Rusa […] será considerado como un ataque que amenaza la paz y la seguridad de la comunidad transatlántica. En tal caso, el Presidente de Estados Unidos […] determinará las medidas necesarias para restablecer la seguridad. Estas medidas pueden incluir el uso de la fuerza armada, asistencia en inteligencia y logística, acciones económicas y diplomáticas”.
El texto asegura el respaldo de potencias europeas clave. Francia, Reino Unido, Alemania, Polonia y Finlandia se comprometen a una “postura disuasoria unificada”. Este marco tendría una vigencia inicial de diez años.

Los 28 Puntos de la discordia: El precio de la paz
Sin embargo, la seguridad viene con un precio alto. El segundo documento, entregado ayer en Kiev tras la gestión de Witkoff y Dmitriev, contiene 28 puntos que obligan a Ucrania a aceptar la realidad sobre el terreno impuesta por Moscú.
Los puntos más controvertidos del borrador establecen:
- Fin del sueño OTAN: Ucrania debe consagrar en su constitución la neutralidad, y la OTAN modificará sus estatutos para prohibir su admisión futura.
- Cesión Territorial: Se reconocerá de facto la soberanía rusa sobre Crimea, Lugansk y Donetsk. Las regiones de Jersón y Zaporiyia quedarán “congeladas” en la línea de contacto actual.
- Desmilitarización: Las Fuerzas Armadas de Ucrania se limitarán a un máximo de 600.000 efectivos.
- Rehabilitación de Rusia: Se levantarán las sanciones, Rusia se reintegrará en la economía global y será invitada a volver al G7 (que pasaría a ser nuevamente G8).
A cambio, el acuerdo ofrece a Ucrania un camino abierto hacia la Unión Europea con acceso preferencial inmediato a sus mercados y un tratado de no agresión garantizado por las potencias.

Europa y la debilidad de Zelensky
Ante la magnitud de la propuesta, Zelensky ha iniciado rondas de consultas urgentes con sus principales aliados europeos: Emmanuel Macron (Francia), Keir Starmer (Reino Unido) y el canciller alemán Friedrich Merz. El objetivo es diseñar una respuesta conjunta ante una iniciativa que ha tomado por sorpresa a las cancillerías del viejo continente.
El margen de maniobra de Zelensky es estrecho. La negociación lo encuentra en su momento de mayor debilidad política y militar:
- Colapso en el frente: Rusia ha logrado avances significativos en el Donbás la última semana. Los informes sugieren que Kiev apenas retiene el control efectivo del 11,3% de ese territorio en disputa.
- Crisis interna: El presidente ucraniano enfrenta una compleja denuncia de corrupción que salpica a su círculo más íntimo, erosionando su capital político en casa.
Mientras Washington y Moscú guardan silencio público sobre el borrador, el destino de Ucrania se debate este fin de semana en una negociación secreta y contrarreloj. La duda que sobrevuela Kiev y Bruselas es si es posible rechazar un plan que lleva el sello de las dos superpotencias nucleares.
Agencias
