Atlético Madrid fue poco rival para el PSG, que, a dos semanas de conquistar la Champions, se estrenó en el Mundial de Clubes con una goleada convincente.
NotMid 15/06/2025
DEPORTES
El Paris Saint-Germain llegó a Estados Unidos con prisas. Prisas por mostrar su papel de favorito, más que candidato, a ganar este primer Mundial de Clubes. Dos semanas después de celebrar en Múnich la UEFA Champions League, el conjunto francés se estrenó en el torneo con una victoria tan indiscutible como merecida (y hasta más simple de lo esperado) sobre el Atlético Madrid. Un 4-0 incuestionable que señaló tanto a unos como a los otros.
Y eso a pesar de que el resultado pudo perfectamente ser más ajustado por cuanto ya en la segunda mitad a Julián Álvarez se le anuló un gol por medio del VAR y Alexander Sørloth envió a las nubes un remate a boca de gol que pudo darle al Atlético, al menos, algo de confianza para evitar una derrota que, por lo demás, mereció… Consumada en goleada en la recta final.

Campeón de todos los títulos disputados este año, el equipo de Luis Enrique se presentó en el Rose Bowl de Los Ángeles con la ambición intacta y trasladando un mensaje claro: quiere acabar el curso con un quinto trofeo, marchar de vacaciones y empezar la nueva temporada con la Supercopa de Europa (enfrentará al Tottenham) para aspirar a cerrar el año con un Septuplete en la disputa de la segunda edición de la Copa Intercontinental de la FIFA.
Lo nunca visto… Y lo que nadie puede atreverse a descartar para este PSG al que el Atlético del Cholo Simeone le presentó la batalla que buenamente pudo. La diferencia de velocidad con el balón, la diferencia en el fondo físico, la diferencia de intensidad, de presión… Globalmente no es una exageración afirmar que el campeón de Europa fue muy superior al Atlético, al que se anuló un gol de manera más que polémica pero que pudo llevarse un correctivo mayor del sufrido.
Al descanso ya se entendía casi resuelto el partido con los goles de Fabián Ruiz antes de llegar a los 20 minutos y de Vitinha en el tiempo añadido. El primero por colocación y aprovechando la lentitud de respuesta de una defensa indefendible; el segundo acabando un contragolpe en el que los zagueros colchoneros, otra vez, fueron más amigos que contrincantes.
Sin necesidad de apretar el acelerador, el PSG concluyó la primera parte con una posesión superior al 77 por ciento y siete remates por solo uno del Atlético (5-0 entre palos). Poco o nada que discutir hasta ese momento y tampoco demasiado en el segundo acto del encuentro.

Apenas transcurridos tres minutos, Jan Oblak, con un manotazo que envió el balón al travesaño, evitó el 3-0 de Khvicha Kvaratskhelia y ya se comprobó que para el Atlético iba a ser misión imposible evitar la derrota.
Con más corazón que fútbol, más ganas de ideas y más orgullo que físico, los jugadores colchoneros buscaron y hasta aspiraron a recortar distancias. Primero con el gol anulado a Julián Álvarez y después con el fallo increíble de Sorloth… Aquello fue el canto del cisne final porque poco después de la expulsión por doble amarilla de Clément Lenglet llegó la puntilla.
Una puntilla por duplicado. El 3-0 de Senny Mayulu que descubrió crudamente las deficiencias defensivas del Atlético (una falta de intensidad vergonzosa) y el 4-0 final de penalti transformado por Lee Kang-in.
Mucho deberá mejorar el Atlético si no quiere irse a casa a las primeras de cambio y muy claro mostró el PSG que viajó a Estados Unidos con la intención clara, y rotunda, de seguir siendo el número uno del fútbol. Llegó como el mejor de Europa y quiere ahora ser el mejor del Mundo.
Agencias/ Fifa/ Google