Los hallazgos subacuáticos en Isquia desafían viejos paradigmas y revelan la magnitud de una ciudad portuaria romana, abriendo nuevas perspectivas sobre el comercio y la vida en la Antigüedad
NotMid 21/08/2025
Ciencia y Tecnología
La isla de Isquia, joya volcánica en el mar Tirreno, siempre ha sido un lugar de contrastes. Con sus exuberantes paisajes y aguas termales, es un refugio de bienestar, pero bajo su superficie se esconde una historia de destrucción y olvido. Conocida en la Antigüedad como Pithecusae por los griegos y, más tarde, como Aenaria por los romanos, la isla ha sido testigo de siglos de civilización. Aunque durante mucho tiempo se pensó que la presencia romana era efímera, los recientes descubrimientos arqueológicos han revelado una historia mucho más grandiosa y trágica: la de una próspera ciudad portuaria engullida por el mar.

La erupción del volcán Cretaio en el año 180 d.C. provocó la desaparición de Aenaria bajo el mar Tirreno (Crédito: Ichia.it)
Una erupción volcánica que reescribe la historia
Alrededor del año 180 d.C., el volcán Cretaio de Isquia entró en erupción. A diferencia de lo que ocurrió con Pompeya, cuyo destino quedó documentado por Plinio el Joven, el desastre de Aenaria se perdió en las brumas del tiempo. No existen relatos contemporáneos que describan la catástrofe que arrasó la ciudad. Los arqueólogos creen que un evento sísmico o un tsunami arrastró la ciudad portuaria hacia el mar, sepultándola bajo una densa capa de sedimentos y material volcánico. Durante siglos, Aenaria se convirtió en una leyenda, una ciudad fantasma olvidada bajo el lecho marino.

Las tecnologías subacuáticas y el interés local impulsan la exploración de las ruinas sumergidas de Aenaria (Crédito: Ichia.it)
El resurgir de una ciudad perdida
El primer indicio de la existencia de Aenaria se produjo en 1972, cuando unos buceadores encontraron restos de cerámica y lingotes de plomo. Sin embargo, las investigaciones no prosperaron en ese momento. No fue hasta 2011 que un renovado esfuerzo, liderado por colectivos locales y arqueólogos, reactivó las excavaciones submarinas en la bahía de Cartaromana.
La perseverancia dio sus frutos. A solo dos metros bajo la arena volcánica, el equipo descubrió los restos perfectamente conservados de un muelle romano de considerables dimensiones, así como monedas, ánforas, mosaicos, vestigios de villas costeras y una embarcación. . El análisis con radiocarbono de las estacas del muelle confirmó que la estructura era anterior al siglo I d.C., lo que demostró que el asentamiento romano era mucho más grande y significativo de lo que se creía.
Los hallazgos no se limitaron a estructuras. Las excavaciones revelaron una rica colección de objetos que pintan un retrato vívido de la vida en Aenaria:
- Equipo naval y militar: Se encontraron piezas asociadas con el comercio marítimo y un poste de amarre decorado con una cabeza de cisne, emblema de la marina romana, lo que sugiere que Aenaria no solo era un centro comercial, sino también un enclave estratégico.
- Comercio internacional: La presencia de ánforas de diversos orígenes demuestra que Aenaria estaba conectada con una vasta red comercial que se extendía por el Mediterráneo.
- Vida cotidiana: Miles de fragmentos de mosaicos y utensilios domésticos evidencian la existencia de una comunidad civil establecida junto al puerto.

El redescubrimiento de Aenaria transforma la visión histórica sobre la presencia romana en la isla de Isquia.
Un legado que reescribe la historia de Italia
La resurrección de Aenaria ha adquirido una importancia cultural e histórica inmensa. Los hallazgos han obligado a los historiadores a reevaluar la presencia romana en Isquia, desmantelando la idea de un asentamiento menor. Las excavaciones continúan cada verano, con la esperanza de encontrar los cimientos de la ciudad residencial, lo que confirmaría la existencia de una urbe completa.
Además de su valor académico, Aenaria se ha convertido en una atracción turística. Las visitas en barcos con fondo de cristal y las proyecciones en 3D permiten al público general conectarse con la historia de la isla de una manera única. El redescubrimiento de esta “Pompeya olvidada” no solo ha abierto una ventana a la vida cotidiana del Mediterráneo romano, sino que también ha ayudado a reescribir la historia de Isquia y del sur de Italia, demostrando que incluso las catástrofes más devastadoras no pueden borrar por completo el legado de una civilización.