NotMid 19/11/2025
USA en español
Con el portaaviones más grande de Estados Unidos posicionado estratégicamente en el mar Caribe, el presidente Donald Trump ha aprobado una serie de medidas adicionales para intensificar la presión sobre Venezuela y prepararse ante la eventualidad de una campaña militar más amplia. Según fuentes familiarizadas con el asunto, el mandatario dio luz verde a planes de la CIA para ejecutar medidas encubiertas dentro del territorio venezolano; operaciones diseñadas para “preparar el campo de batalla” de cara a futuras acciones.
Simultáneamente a esta escalada de fuerza, Trump autorizó una nueva ronda de negociaciones a través de canales indirectos. Estas conversaciones derivaron recientemente en una oferta del presidente venezolano, Nicolás Maduro, de dimitir tras una transición de dos o tres años. Sin embargo, la Casa Blanca rechazó la propuesta, considerando inaceptable cualquier demora prolongada en la salida de Maduro del poder.
Operaciones encubiertas y la “Lanza del Sur”
Aunque Trump aún no ha autorizado el despliegue de fuerzas de combate terrestre, la siguiente fase de la campaña de presión podría centrarse en el sabotaje, operaciones cibernéticas o guerra psicológica. Los detalles específicos de estas acciones encubiertas permanecen clasificados, pero se estima que ocurrirían antes de cualquier ataque militar convencional.
Los planificadores del Pentágono y la CIA han elaborado diversas opciones para distintas contingencias:
- Objetivos estratégicos: Se han preparado listas de instalaciones vinculadas al narcotráfico y unidades militares leales a Maduro que podrían ser atacadas.
- Reuniones de alto nivel: La semana pasada, Trump mantuvo dos reuniones en la Sala de Situación de la Casa Blanca para revisar estas opciones con sus principales asesores.
- Despliegue masivo: Bajo el nombre clave de operación “Lanza del Sur”, la concentración de fuerzas navales es la mayor en la región desde la crisis de los misiles de 1962. El portaaviones USS Gerald R. Ford llegó al Caribe el fin de semana, sumándose a 15.000 efectivos, infantes de marina en buques anfibios y personal en bases de Puerto Rico.
La carta petrolera y la diplomacia informal
A pesar del estancamiento aparente y la retórica agresiva, las negociaciones a puerta cerrada revelan que la vía diplomática no está muerta. En las conversaciones informales —que se reanudaron tras una breve interrupción el mes pasado— Maduro ha señalado su disposición a ofrecer acceso a las vastas reservas petroleras de Venezuela a las empresas energéticas estadounidenses.
Aunque públicamente Trump enfatiza el combate al narcotráfico y la migración ilegal, en privado ha mostrado interés por el potencial acceso de compañías estadounidenses a los recursos venezolanos. El propio presidente reconoció esta dualidad el domingo: “Es posible que mantengamos conversaciones con Maduro, y ya veremos cómo resultan”.
Fuentes cercanas a las negociaciones indican que no está claro qué desenlace prefiere Trump finalmente: si un acuerdo diplomático centrado en el petróleo, una salida voluntaria negociada de Maduro o una destitución por la fuerza.
Controversia legal y escalada contra el “Cártel de los Soles”
Como parte de esta campaña polifacética, el Departamento de Estado anunció que, a partir del 24 de noviembre, designará al Cártel de los Soles como organización terrorista. Esta etiqueta permitiría a la administración Trump clasificar a partes del gobierno venezolano como terroristas, allanando el camino legal para acciones militares.
Sin embargo, la estrategia actual ya ha generado controversia. Estados Unidos ha lanzado 21 ataques contra embarcaciones sospechosas de narcotráfico, resultando en al menos 83 muertes.
- Dudas sobre la inteligencia: Aunque Trump asegura que los ataques están justificados por inteligencia sustancial sobre tráfico de fentanilo, funcionarios militares han reconocido en privado ante el Congreso que los barcos transportaban cocaína, no el opioide sintético.
- Críticas legislativas: Estos ataques, realizados sin autorización del Congreso, han suscitado críticas de expertos legales y legisladores demócratas, quienes advierten que el gobierno podría estar atacando intencionadamente a civiles sospechosos de delitos que no son combatientes en una guerra declarada.
El mensaje final de la Casa Blanca sigue siendo de incertidumbre estratégica deliberada. “No descarto nada”, afirmó Trump el lunes, manteniendo abierta tanto la posibilidad de una invasión terrestre como la de negociaciones directas. “Solo tenemos que ocuparnos de Venezuela”.
Agencias
