El éxito de la concentración apuntala el liderazgo de Feijóo, cuyo reto es afianzar una alternativa ilusionante e institucional
NotMid 01/12/2025
EDITORIAL
La concentración que protagonizó ayer en Madrid el Partido Popular, en la que exigió la convocatoria de elecciones generales ante la sucesión de escándalos de corrupción que rodean al Gobierno, sirvió para exhibir cohesión y canalizar el hartazgo de las bases y gran parte de la ciudadanía ante la crisis moral y política en la que se encuentra sumido el Ejecutivo de Pedro Sánchez. Tras consumarse el ingreso en prisión de José Luis Ábalos y Koldo García tan solo unos días después de conocerse la condena al fiscal general del Estado, se hace cada vez más evidente que los españoles necesitan una alternativa sólida, reformista y edificada desde la centralidad que sea capaz de asumir la necesaria regeneración de las instituciones y la vida pública. La responsabilidad que tiene por delante el partido que preside Alberto Núñez Feijóo es encarnar dicha alternativa para una mayoría social.
La concentración, que reunió a 80.000 personas según los populares -40.000 según la Delegación de Gobierno-, fue un éxito de convocatoria, pese a que la previsión de mal tiempo y la escasa antelación con que se anunció la cita habían rebajado las expectativas. Arropado por Isabel Díaz Ayuso y otros siete presidentes autonómicos, además de José Luis Martínez-Almeida y los dos presidentes del Gobierno que ha tenido el PP, José María Aznar y Mariano Rajoy, Feijóo se dirigió con dureza a los socios parlamentarios de Sánchez, a quienes pidió «retratarse en las acciones, en los votos y en las conductas» ante la «corrupción del sanchismo». «¿Hasta dónde vais a seguir tragando?», recriminó a los partidos que sostienen al Gobierno, en una clara apelación a Junts y PNV para que den un paso al frente y se decidan a apoyar una moción de censura -que no mencionó explícitamente- para que puedan convocarse elecciones.
Feijóo también interpeló a los dirigentes de Sumar, a quienes calificó de «juguete de Sánchez», y reclamó a Vox recuperar la unidad de la derecha frente a las «pinzas». La concentración, abierta en principio a toda la sociedad, estuvo protagonizada en todo momento por el PP, pero contó con Iván Espinosa de los Monteros y otros ex dirigentes de Vox. Como reflejó el presidente popular, «hay una mayoría de españoles que exigen madurez y responsabilidad», lo que obliga a plantear una alternativa constructiva y con altura de miras, lejos de la división y el «muro» sobre los que se ha erigido la actual legislatura.
Ante la parálisis parlamentaria de un Gobierno acorralado y en minoría, los populares están obligados a impulsar una política que solucione los problemas reales de los ciudadanos, ahora sepultados bajo el fango de la corrupción y la polarización. Esa es la respuesta que los españoles esperan del PP y que Feijóo tiene el reto de capitanear desde la institucionalidad. Más allá del apoyo que pueda conseguir en la calle, el partido avanzará si acierta en la lectura estratégica del complicado momento en que se encuentra España, mira hacia delante y ofrece un programa capaz de ilusionar, frente a la deriva de un Gobierno acorralado por la corrupción y contrario a emprender las grandes reformas estructurales que nuestro país necesita.
